El Jefe de Estado Mayor de las fuerzas armadas rusas, el general Nikolai Makarov, dijo el miércoles que los rebeldes sirios utilizan misiles de fabricación estadounidense Stinger.

El Jefe de Estado Mayor de las fuerzas armadas rusas, el general Nikolai Makarov, dijo el miércoles que los rebeldes sirios utilizan misiles de fabricación estadounidense Stinger.

“Contamos con información de que los rebeldes que luchan contra las fuerzas gubernamentales en Siria disponen de misiles portátiles de defensa antiaérea de países diferentes, especialmente los Stinger de fabricación estadounidense”, dijo el general Makarov a la agencia de noticias Interfax.

“Todavía tenemos que determinar quién los ha entregado”, agregó.

Makarov cree posible que las armas y municiones, en particular los misiles aire-tierra, sean suministrados a los rebeldes sirios en el extranjero a través de diversos medios de transporte, incluido el aéreo.

“Todos los medios de transporte pueden ser utilizados para esto, especialmente aviones civiles. Esto es un asunto serio”, dijo el general ruso.

La diplomacia rusa ha insistido en que Occidente corte toda ayuda a los grupos armados en Siria, incluida la militar, a fin de lograr un alto del fuego y que las partes del conflicto negocien una salida pacífica.

El canciller Serguei Lavrov consideró crítica la situación en la nación árabe y llamó a la comunidad internacional a hacer algo para poner fin al baño de sangre.

Al mismo tiempo, Lavrov afirmó en una reciente entrevista al periódico Rossiskaya Gazeta que las acusaciones contra el presidente sirio, Bashar al-Assad, ocultan un "gran juego geopolítico", en medio de un proceso de transformación del mapa geopolítico del Medio Oriente, y Siria es un punto clave.

Distintos actores se esfuerzan por garantizar sus posiciones y no solo tienen en sus mentes a Siria, sino también a Irán. Hablan abiertamente que "es necesario privar a Irán de su aliado más cercano, en este caso Al -Assad", lamentó el jefe de la diplomacia rusa.

Agregó que lamentablemente los socios occidentales aplican como regla la lógica del aislamiento y las sanciones unilaterales, en lugar de propiciar condiciones para el progreso en Oriente Medio, en alusión a las medidas de presión adoptadas contra Irán y Siria, fuera del Consejo de Seguridad de la ONU.