Para desviar la atención con respecto a su influencia sobre la política de EEUU en Oriente Medio, el lobby pro-israelí ha contado con el apoyo apasionado de muchos cristianos evangélicos en el estado judío.
Para desviar la atención con respecto a su influencia sobre la política de EEUU en Oriente Medio, el lobby pro-israelí ha contado con el apoyo apasionado de muchos cristianos evangélicos -usualmente llamados sionistas cristianos- en el “estado judío”.
La más importante de las organizaciones sionistas cristianas, con más de un millón de miembros, es Cristianos Unidos por Israel (CUFI en inglés), que es al mismo tiempo la mayor organización pro-israelí de EEUU.
La mayoría de las personas que interesadas en esta organización extremista pro-israelí la asocian a John Hagee, el pastor cristiano-sionista de San Antonio que preside la CUFI. Se sabe mucho menos de su director ejecutivo.
Cabe señalar, sin embargo, que la persona que dirige la mayor organización cristiana-sionista de EEUU no es ni siquiera un cristiano.
En una entrevista, a través de un chat, con los lectores del periódico Haaretz hace algunos años, se le preguntó a David Brog si su concepción religiosa incluía que Israel controlara toda Palestina.
“Solo para aclarar,” contestó Brog, “la teología evangélica sobre la que escribo no es mi teología. Yo soy judío”.
Así, el director ejecutivo de Cristianos Unidos por Israel no es cristiano, pero no hay ninguna duda sobre su ideología sionista.
Cuando otro lector le preguntó si estaba relacionado con el actual ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, Brog le felicitó por su perspicacia. Y le dijo: “El ex primer ministro Ehud Barak es mi primo. Se cambió el apellido de “Brog” a “Barak” en el momento de su entrada en el ejército. Dada su ilustre carrera en el ejército y el gobierno israelí es un parentesco del que me siento muy orgulloso”.
Con vínculos tan estrechos entre el gobierno israelí y el hombre que dirige a la mayor parte de los cristiano-sionistas en EEUU, no es de extrañar que los dirigentes israelíes puedan permitirse el lujo de burlarse de las creencias de estos cristianos-sionistas.
Así, el ex primer ministro Menachem Begin, considerado por algunos como el “padre” del movimiento cristiano-sionista, dijo en una ocasión: “os digo que si estos cristianos fundamentalistas nos apoyan en el Congreso hoy, yo les apoyaré mañana cuando llegue el Mesías”.
Tal vez Arlen Specter, otro de los pilares del lobby pro-israelí haya sonreído en su tumba ante la idea de ver a su antiguo asistente ejercer una fuerte influencia en la derecha cristiana que el senador denunció durante la campaña presidencial en 1996 como una “tendencia extremista que juega un papel demasiado importante en la conformación de la agenda política del Partido Republicano”.
Según un artículo publicado en el periódico Jewish Georgian, cada vez que Ehud Barak visita Washington, dedica tiempo para reunirse con su primo, David Brog.
Las creencias de los cristiano-sionistas han sido condenadas por los cristianos originarios de Oriente Medio, especialmente los palestinos, que han sido víctimas continuas de las políticas criminales del régimen israelí.