En su último artículo, el cronista de temas turcos en el periódico libanés As Safir, ha señalado que el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, no ha está feliz por la agresión israelí contra Gaza
En su último artículo, el cronista de temas turcos en el periódico libanés As Safir, Mohammed Nureddin, ha señalado que “el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, no ha está feliz por la agresión israelí contra Gaza por varias razones”.
En primer lugar, porque el líder turco no tiene la capacidad de influir directamente en la entidad sionista. Es por ello que ha pedido a EEUU y los países occidentales que se movilicen para a ejercer presión sobre Israel.
Y en segundo lugar, porque la agresión israelí ha robado protagonismo a su visita a El Cairo, una visita organizada desde hace mucho tiempo y calificada de histórica “en el sentido que debía poner de manifiesto el surgimiento de un nuevo eje regional formado por Turquía y Egipto, que debía convertirse en la piedra angular de los equilibrios regionales, según las palabras de Erdogan”.
Sin embargo, en su discurso en la Universidad de El Cairo, Erdogan decepcionó a nivel regional, al referirse a la agresión israelí en Gaza como un incidente banal, para añadir luego: “Los autores de las masacres en la Franja de Gaza deberán ser considerados responsables algún día”.
Una posición que puede ser descrita mucho más suave en comparación con la expresada durante la agresión israelí contra Gaza en 2008.
Peor aún...
Los acontecimientos de Gaza producidos tras el asesinato del vicecomandante en jefe del brazo armado de Hamas, Ahmad Yaabari, no afectó el plan original de los discursos de Erdogan, que se centraron principalmente en dos puntos: la situación en Siria, donde Erdogan consideró que el régimen sirio está condenado a muerte, y la creación de una “red de datos” dirigida a reflejar la profundidad de las relaciones turco-egipcias, en particular en su dimensión religiosa.
Así, el primer ministro turco dijo que “el Corán nació en la Meca, es recitado en El Cairo por Abdul Basit y está escrito en Estambul por calígrafos turcos, como Hamed y Sheij Hamdalá”.
A la luz de lo dicho, la posición de la Turquía parece no parece conformarse al contexto regional. Esto se hizo evidente durante las primeras horas de la agresión contra Gaza.
Por su parte, los responsables turcos condenaron la agresión y la han considerado como un “crimen contra la humanidad”. Pero, uno de los líderes del Partido Justicia y Desarrollo, el viceprimer ministro Bulent Arinc, pidió que Turquía dialogue con los israelíes a fin de “poner fin a la catástrofe” y se preguntó, al mismo tiempo, si está dispuesta a reanudar sus contactos con Israel, enfriados desde la agresión israelí contra la flotilla humanitaria turca, y en particular contra el buque “Navi Marmara”.
Dicho esto, parece que la Turquía, Egipto y los países de la “Primavera Árabe” se han sido sorprendidos por la agresión israelí contra la Franja de Gaza y el lanzamiento de los misiles de largo alcance de la resistencia palestina. Así, por vez primera, misiles “made in Iran” han caído en Tel Aviv y Al-Quds.
La prensa turca, incluyendo el diario Hurriyet, se preguntó si Hamas está intentando ejecutar un programa iraní.
El columnista de Hurriyet columnista, Genghis Chandar dijo que “los acontecimientos de los últimos días en la región han demostrado que Turquía, que trata de aparecer como un factor dominante en el juego regional, no es un actor importante en la misma”, agregando que “el primer ministro se equivoca si piensa que a través de discursos grandilocuentes puede resolver las cosas”.
Chandar cree que “el hecho de que los acontecimientos en Gaza hayan tapado los eventos de Siria representa una verdad dolorosa y el hecho que Turquía no controle las reglas del juego en Oriente Medio, sino que se limita a responder a los acontecimientos, es otra realidad dolorosa”.
En el diario turco Zaman, el renombrado investigador Momtazir Turkmeny escribe que “la agresión israelí contra la Franja de Gaza no va dirigida sólo contra esta última, sino que busca la creación de nuevos equilibrios en la región”.
Él añadió que “la cuestión central en este momento es saber si la Turquía y Egipto tienen una contra-estrategia dirigida a abordar los desafíos en Oriente Medio”.