El presidente egipcio, Mohamed Mursi, acordó en la noche del sábado abandonar sus poderes reforzados, que fueron la causa de la crisis más grave desde su elección.
El presidente egipcio, Mohamed Mursi, acordó en la noche del sábado abandonar sus poderes reforzados, que fueron la causa de la crisis más grave desde su elección. Sin embargo, dijo que seguiría adelante con el referéndum sobre el polémico proyecto de Constitución.
Estas decisiones fueron anunciadas al final de una reunión entre el jefe de estado islamista y varias figuras políticas y pocas horas después de que el Ejército egipcio pidiera un diálogo para evitar una grave crisis, que podría llevar al país a un “desastre”.
“El decreto constitucional queda anulado a partir de ahora,” dijo Selim al-Awa, un político islamista y consejero de Mursi, en una conferencia de prensa en la sede de la Presidencia, en presencia del portavoz del presidente.
Este decreto otorgaba a Mursi poderes que impedían toda acción judicial tendente a anular la Asamblea Constituyente o la Cámara Alta del Parlamento y causó una tormenta de protestas de la oposición. El nuevo decreto, que reemplazará a aquel, no incluye esta cláusula.
La oposición denunció una deriva autoritaria de Mursi, mientras que éste defendió el decreto argumentando que sólo tendría validez hasta la entrada en vigor de la nueva Constitución y que su intención era sólo la de impedir un bloqueo de la transición.
Mursi, sin embargo, confirmó la fecha de 15 de diciembre para la celebración del referéndum sobre el proyecto de Constitución, porque el cambiarla es jurídicamente imposible.
Legalmente, el referéndum debe ser realizado dos semanas después de la entrega del proyecto de ley básica al jefe del Estado, lo que tuvo lugar el 1 de diciembre.
La oposición desea la elaboración un texto más consensuado. Ella acusa a la versión actual de allanar el camino para una islamización más acentuada de la legislación y carecer de las garantías necesarias para la protección de las libertades, sobre todo la de expresión y la de religión.
La principal formación de la oposición, el Frente de Salvación Nacional (FSN), no participó en la reunión de Mursi con las figuras políticas. El FSN ha convertido el aplazamiento del referéndum en el punto central de sus reivindicaciones, junto con la anulación del decreto sobre los poderes presidenciales. También ha hecho un llamamiento para que las protestas continúen hasta que sus demandas sean escuchadas.
Por otro lado, las formaciones islamistas que apoyan a Mursi, incluyendo el poderoso movimiento de los Hermanos Musulmanes al que pertenece el presidente, se han negado categóricamente a cualquier aplazamiento del referéndum sobre la Constitución.