Los rebeldes sirios y extranjeros, que están llevando a cabo operaciones en varias provincias de Siria, han intentado una vez más ampliar su campo de acción hasta la capital.
Los rebeldes sirios y extranjeros, que están llevando a cabo operaciones en varias provincias de Siria, han intentado una vez más ampliar su campo de acción hasta la capital, pero han fracasado en llevar a cabo su plan a pesar de la complicidad de los medios occidentales y árabes que siempre se refieren a los singulares o limitados éxitos rebeldes como si fueran finales y definitivos.
Estos medios y la propaganda insurgente tratan de convencer al mundo, y en especial a los espónsores qataríes y saudíes de los grupos armados, que la rebelión está ganando fuerza.
La mayoría de los medios occidentales también han reproducido de forma acrítica las declaraciones realizadas por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), con sede en Londres, como si fueran hechos probados. En los últimos días, el OSDH ha sugerido (una vez más) que Damasco estaba a punto de caer.
El periódico egipcio Al Ahram afirmó incluso que “los habitantes de la capital siria, Damasco, están siendo sometidos a brutales ataques desde posiciones militares situadas en los alrededores de la ciudad, en el Monte Qasiun, desde el que se domina aquella”. Esta afirmación buscaba hacer creer a la opinión pública que los rebeldes están ya controlando una parte de la ciudad. El periódico también repitió la propaganda de los rebeldes como un loro: “Los revolucionarios dicen que su avance sobre Damasco provocará un motín del Ejército en contra de los jefes. Ellos esperan que miles desertarán del Ejército regular y sostienen que el establecimiento de una zona de prohibición de vuelo automáticamente provocará este resultado”.
El viernes 16 de noviembre fue calificado por las bandas armadas de “Viernes del Avance sobre Damasco”, lo que buscaba aparentar la existencia de una “batalla decisiva” con el régimen. Ellos prepararon su batalla y varios grupos llegaron a la provincia de Damasco procedentes de varias áreas de Siria, tales como Deraa y Deir Ezzor. Queda claro, de este modo, que los rebeldes intentaron en noviembre llevar a cabo su esfuerzo más importante contra la capital desde el fracaso del verano. Sin embargo, este nuevo intento, al igual que sucedió con el anterior, parece haber sido contenido.
A pesar de las operaciones del Ejército Sirio Libre (ESL) en algunas ciudades de la provincia de Damasco, este grupo no ha sido capaz en ningún momento de entrar en la ciudad. Ha habido choques en la localidad de Daraya (al suroeste de la capital), en la región agrícola de Guta y en el área del Aeropuerto Internacional (Este). Para los milicianos, era especialmente importante capturar Daraya a causa de su posición estratégica, ya que desde ella se domina el importante aeropuerto militar de Mazzé.
La contraofensiva del Ejército
El 29 de noviembre, el Ejército sirio lanzó una vasta operación de limpieza de estas áreas dentro de un radio de 7 a 18 kilómetros alrededor de la capital. Ellas habían sido limpiadas ya en el pasado mes de agosto, pero la destrucción de las bandas armadas en una zona densamente poblada no es una tarea fácil.
El periódico Al Watan dijo el 2 de diciembre que la ofensiva del Ejército era la primera de su tipo contra los lugares de la provincia de Damasco donde los grupos rebeldes se habían concentrado. “El Ejército sirio ha abierto desde el jueves por la mañana las puertas del infierno para todos aquellos que estaban pensando en avanzar hacia Damasco o lanzar un ataque contra la capital,” escribió el periódico. Éste añadió que las fuerzas del gobierno habían “infligido grandes bajas a los milicianos en varias localidades”.
Según el diario libanés Al Ajbar, el Ejército sirio tendió una trampa a los milicianos del ESL, que preparaban una operación llamada “Mancha de Aceite” contra Damasco, mientras se concentraban de forma masiva al oeste y sur de la región de Guta oriental. Al atacar las localidades vecinas de Harasta y Duma, puntos de apoyo de los rebeldes en la región, el Ejército sirio desbarató sus planes, rechazándolos hacia el este y los límites de la mencionada región.
Después de varios días de ofensiva, la localidad de Daraya parece estar ahora en manos de las fuerzas del gobierno. La ciudad de Harasta, limpiada de sus habitantes desde que fue invadida por los grupos armados, está también bajo el control de las fuerzas gubernamentales.
En Guta, donde la batalla alcanzó su punto álgido a principios de diciembre en las cercanías del Aeropuerto Internacional, fuentes bien informadas aseguraron que los alrededores de este último han quedado asegurados, aunque aún pueden oírse disparos en regiones distantes. En el área de Sayyida Zainab, persisten los choques entre las milicias pro-gubernamentales que protegen el distrito y los grupos armados presentes en la zona.
Según el canal libanés Al Mayadin, que citó a un miembro de las fuerzas de seguridad sirias, los combates más violentos tuvieron lugar el 3 de diciembre. La cadena Al Manar, en su edición del miércoles 5 de diciembre, habló de la muerte de “más de 3.000” militantes de grupos armados. Syria Truth, un sitio de oposición al gobierno y los rebeldes armados, elevó esta cifra hasta los 5.000, de los cuales unos 1.000 habrían muerto sólo en Daraya. Una razón que explica este gran número de bajas es la presencia de reclutados inexpertos en las filas del ESL, hecho éste que habría sido reconocido por algunos oficiales desertores del Ejército sirio. Por otro lado, la Fuerza Aérea Siria, indiferente a los más de 50 misiles antiaéreos portátiles estadounidenses que los grupos armados poseen, continúa con sus ataques contra las posiciones rebeldes día tras día.
Por otro lado, el limitado número de insurgentes que operan en la provincia de Damasco, donde ellos son sólo unos pocos miles, les convierte en una fuerza estructuralmente incapaz de amenazar seriamente una ciudad de más de dos millones de habitantes, donde el gobierno es, por razones obvias, particularmente fuerte. Los avances rebeldes son siempre precarios. Estos grupos no pueden resistir los contraataques del Ejército y las milicias que luchan junto a este último. En este contexto, la nueva ofensiva rebelde contra Damasco se ha convertido ya en otro sonoro fracaso.