Altos funcionarios jordanos advierten que Siria puede convertirse en un agujero negro que atraiga a yihadistas de todo el mundo.
Altos funcionarios jordanos advierten que Siria puede convertirse en un “agujero negro que atraiga a yihadistas de todo el mundo.”
Ellos afirman que a pesar de sus advertencias a las naciones occidentales en contra de esta posibilidad, armamento avanzado sigue llegando a las manos de organizaciones salafistas y yihadistas que poco a poco están tomando el control de la rebelión contra el régimen de Bashar Assad.
Los jordanos temen que si se produjera la caída del actual gobierno sirio, este armamento, junto con la experiencia adquirida por los yihadistas, se dirigiría contra otros gobiernos en la región - especialmente Jordania. Los jordanos vieron las primeras señales de esto cuando su servicio de inteligencia capturó una célula de 11 salafistas jordanos que había reunido en Siria y estaban planeando, bajo la égida de Al-Qaida, atacar centros comerciales y embajadas occidentales en Jordania hace dos meses.
En Jordania, ha habido fuertes críticas hacia otro vecino de Siria - Turquía, que ha permitido a los fanáticos acumular fuerza y municiones. Muchos de los misiles avanzados financiados por los Estados del Golfo y transferidos a los rebeldes a través de Turquía en las últimas semanas han caído en manos de los grupos vinculados a Al Qaida, a pesar de los intentos de los servicios de inteligencia jordano y de los occidentales de asegurar que sólo las “facciones moderadas” de la rebelión los recibieran.
La facción más secular de la rebelión de Siria ha sufrido otro golpe esta semana con la muerte del coronel Yusef Al Yadir, un antiguo oficial de los cuerpos blindados del ejército sirio que desertó a los rebeldes. Al Yadir, mejor conocido como Abu Furat, había estado tratando de reducir la influencia de los yihadistas. Su muerte durante la batalla de la academia militar del norte de Alepo ha debilitado aún más la fuerza de los nacionalistas seculares entre los rebeldes, señalan las fuentes jordanas.
En Jordania, donde el régimen está en manos de la dinastía hachemita y las tribus beduinas, pese a que la mayoría de la población es de origen palestino, el gobierno está tratando de evitar una ola adicional de refugiados palestinos, especialmente después de que algunos palestinos allí se unieran a las filas de la rebelión.