El presidente estadounidense Barack Obama ha promulgado una legislación encaminada a contrarrestar las relaciones cada vez más estrechas de Irán con los países de América Latina.
El presidente estadounidense Barack Obama ha promulgado una legislación encaminada a contrarrestar las relaciones cada vez más estrechas de Irán con los países de América Latina.
“El Acta para Contrarrestar a Irán en el Hemisferio Occidental”, que se convirtió en ley el viernes, pide al Departamento de Estado que desarrolle una estrategia en un plazo de 180 días para hacer frente a la “creciente presencia y actividades hostiles de Irán” en América Latina.
La ley también incorpora un plan de acción de varias agencias de EEUU en los países de América Latina en un intento por aislar a la República Islámica y sus aliados.
El Subcomité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes sobre terrorismo había aprobado la legislación anteriormente en marzo.
Irán ha aumentado el número de sus embajadas en América Latina de cinco en 2005 a 11 en 2012.
La República Islámica ha buscado ampliar las relaciones con países de América Latina en los últimos años y ha calificado dicho esfuerzo como una de sus principales estrategias de política exterior.
Las principales naciones de América Latina también han mejorado sus lazos diplomáticos y comerciales con Irán en los últimos años, mientras que sus relaciones con EEUU se han visto deterioradas debido al declive económico estadounidenses y a las demandas populares para poner fin a la dependencia de Washington.
El aumento de la popularidad de Irán en América Latina ha suscitado preocupación en Washington, que considera a la región como su patio trasero estratégico y una tradicional esfera de influencia.
El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, ha realizado varias visitas a Irán para invertir millones de dólares en proyectos de desarrollo en la región, desde una empresa conjunta minera en Ecuador a fábricas petroquímicas y de municiones para armas automáticas en Venezuela.
Sin embargo, los expertos dudan que Washington pueda imponer su voluntad a los países latinoamericanos, que se muestran celosos de su independencia. Esto se refiere en especial a los países del ALBA –entre los que cabe incluir a Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador o Nicaragua-, que han buscado en los últimos años potenciar sus relaciones con Irán y con otros países competidores de EEUU, como China y Rusia.
Por otro lado, el número de musulmanes en América Latina está creciendo rápidamente y una gran parte de ellos simpatizan con las políticas de Irán a la vez que condenan las posturas anti-islámicas de EEUU en temas como el apoyo a la ocupación israelí de Palestina y su intervención y ocupación de países musulmanes.