18-04-2024 09:57 PM Tiempo de Jerusalén

La Partición de Sudán, un Nuevo Episodio del Serial Norteamericano

La Partici&oacuten de Sud&aacuten, un Nuevo Episodio del Serial Norteamericano

“Todas las partes deben abstenerse de una retórica inflamada o acciones de provocación que puedan elevar las tensiones o impedir a los electores expresar su voluntad.”

¿Quién se beneficia de la partición de Sudán? A pesar de las últimas iniciativas de reconciliación entre el Norte y el Sur de ese vasto país africano (el 10 estado por tamaño en el ranking mundial), como la iniciativa egipcio-libia, la iniciativa nigeriana o la de Sheij Zayed y otros esfuerzos dirigidos a hacer reinar la paz en Sudán, algunos han insistido en rechazar en bloque tales intentos y abrir las puertas del país a EEUU. De este modo, EEUU no ha perdido la oportunidad de meter la mano en este importante país petrolífero, cuya producción de petróleo ha sido estimada en 500.000 barriles diarios.

El Tribunal Penal Internacional, y detrás de él Washington, así como los grandes países europeos que presionaban día y noche en favor de juzgar al presidente sudanés, Omar el Beshir, por genocidio y crímenes de guerra, han cambiado de repente de idea y ahora ya no están interesados en llevar ante la justicia al que calificaban de “responsable de la muerte de millones de personas en el transcurso de la guerra civil que ha destrozado el país,” como afirmaban.

A cambio de la aceptación (o la resignación) de Beshir ante la partición de Sudán, revelan los informes norteamericanos, la así llamada “comunidad internacional” renunciaría a perseguirle judicialmente y además disminuiría, o incluso anularía, las deudas de este país. Asimismo, Washington ha ofrecido sacar a Sudán de su lista particular de “países que promueven el terrorismo”.
Los sudaneses del Sur quieren la partición de su país. La mayoría de esta población, que según los medios occidentales es mayoritariamente cristiana y animista, es analfabeta. Para poder votar, los organizadores han anunciado que en las papeletas de voto habría una señal de cada opción: un apretón de manos para la unidad y una mano abierta para la secesión.

No hay duda de que una población azotada por la miseria y embaucada por eslóganes de “libertad” escogerá la secesión de su país, en la (falsa) creencia de que esto podría suponer el fin de una vida llena de dificultades. Sin embargo, nadie puede prever las consecuencias de tal decisión.

Nadie parece más entusiasmado con la desintegración de Sudán que los norteamericanos. El presidente estadounidense sigue de cerca estos hechos, a pesar de la larga distancia que separa a los dos países. “Ahora, el mundo observa, unido en su determinación de asegurar que todas las partes en Sudán suscriben sus obligaciones. Mientras se celebra el referendum, los electores deben poder acudir a los centros de votación y hacerlo sin intimidación,” dijo Obama en un artículo publicado en el New York Times..

“Todas las partes deben abstenerse de una retórica inflamada o acciones de provocación que puedan elevar las tensiones o impedir a los electores expresar su voluntad,” añadió.
 Presente en Juba para asegurarse de que el referéndum se celebra “en una atmósfera democrática”, el senador norteamericano John Kerry saludó “el inicio de un nuevo capítulo en la historia de Sudán, un capítulo muy importante.” Tengo muchas esperanzas. Fue formidable ver a Salva Kiir votar hoy. Es la culminación de negociaciones difíciles y la eliminación de varios obstáculos,” manifestó.

“Si el Sur se convierte en independiente, habrá mucho trabajo que hacer porque eso supondrá el nacimiento de un nuevo país. El Norte y el Sur pueden contar con nuestro apoyo,” dijo, por su parte, el emisario norteamericano Scott Gration.

Ciertos sudaneses pondrán contar, sin duda, con el respaldo del Sr. Gration. Su apoyo ha dado ya sus frutos. A partir de ahora habrá “dos Sudanes”. Pero esto es el principio. Otros países de Oriente Medio esperan su turno. Ahí donde los norteamericanos meten la nariz, el virus de la secesión se transmite.