Entre los militantes extranjeros que están operando en Siria hay un número importante de chechenos y otros extremistas del Norte del Cáucaso, que estuvieron luchando previamente contra las fuerzas de seguridad rusas allí.
Entre los militantes extranjeros que están operando en Siria hay un número importante de chechenos y otros extremistas del Norte del Cáucaso, que estuvieron luchando previamente contra las fuerzas de seguridad rusas allí y, de este modo, tenían una previa experiencia en la guerra.
Muchas fuentes han confirmado la presencia de los militantes chechenos en Siria. Según una fuente de AFP en Riad, hay al menos 6.000 militantes extranjeros que luchan en Siria bajo la bandera de Al Qaida. La fuente señala que la mayoría de ellos provienen de países árabes, pero hay también algunos de Chechenia.
Rustam Gelayev, hijo de un prominente señor de la guerra que luchó contra las fuerzas rusas en Chechenia, murió en agosto en Alepo, según un sitio militante checheno, que añadió que él se unió a una unidad de voluntarios chechenos que combate contra el “régimen alauí”.
Estos así llamados “yihadistas” que llegan a Siria están motivados por un intenso odio sectario contra los musulmanes que siguen otras escuelas y las personas de otras religiones. Ellos están, en su mayoría, influenciados por la propaganda extremista wahabí, que es difundida por libros y canales de televisión de Arabia Saudí y otros países. Algunos de ellos ven el conflicto sirio como un campo de batalla donde pueden conseguir entrenamiento, poner en práctica sus capacidades militares y establecer conexiones internacionales con militantes de otros países que podrían ser útiles para ellos más tarde con el fin de internacionalizar el conflicto del Cáucaso o simplemente conseguir apoyo financiero.
Es sabido que Turquía ha dado refugio y seguridad a los militantes chechenos en el pasado y ha estado implicada en diferentes operaciones encubiertas contra Rusia. En la actualidad, Turquía está apoyando el sectarismo, el terrorismo y la sedición dentro de Siria mediante su apoyo a los grupos militantes.
Algunos servicios de inteligencia occidentales, tales como el británico, podrían también estar implicados en estas operaciones. El 23 de diciembre, por ejemplo, un grupo de 39 chechenos abandonó el Aeropuerto de Heathrow de Londres con destino a Estambul para infiltrarse luego en Siria a través de la frontera turca y unirse a otros militantes allí.
Recientes reportajes han revelado también que el Reino Unido y EEUU han organizado programas de entrenamiento para centenares de terroristas extranjeros en Jordania. En ellos se les enseña cómo utilizar armas ligeras y pesadas, incluyendo sofisticadas armas antiaéreas.
Un periodista del diario británico The Guardian escribió en septiembre que los chechenos que luchan en Siria estaban “entre los mejor organizados y que manifiestan un mayor valor”. Según el periodista británico, había al menos 30 individuos en un grupo encabezado por el comandante checheno Abu Omar en Alepo.
Algunas declaraciones publicadas por organizaciones extremistas, tales como el Frente Nusra, han mencionado, por su parte, algunas operaciones llevadas a cabo en cooperación con los militantes del Cáucaso. Una de ellas fue un ataque suicida contra un hospital en Alepo el 21 de noviembre de 2012. El Frente Nusra afirmó que el hospital era la sede de una unidad militar.
El pasado año, elementos chechenos estuvieron implicados en una gran operación dirigida contra la base de la Brigada Antiaérea 602 en Handarat. El ataque contra esta base mostró que los combatientes chechenos están siendo utilizados como un mero instrumento por Turquía y algunos estados occidentales, ya que los sitios de la defensa antiaérea siria se convertirían en objetivos principales en el caso de una agresión militar contra Siria.
Rusia, el objetivo real
Sin embargo, no hay duda de que para los militantes chechenos el objetivo real es Rusia, donde las actividades terroristas no se han detenido en la pasada década. En los últimos meses, varios líderes sufíes y moderados han muerto en Daguestán y Tatarstán por parte de terroristas wahabíes. Al mismo tiempo, la situación en Chechenia podría deteriorarse en el futuro si los militantes reciben armas y fondos de los mismos países -Qatar, Arabia Saudí y Turquía- que en la actualidad apoyan a los militantes en Siria.
Recientemente, el sitio ruso Pravda.ru reveló que “Moscú ha pedido a Turquía que prohíba varias organizaciones chechenas que están localizadas en el territorio turco. Rusia mencionó una de las más notorias: la Asociación de la Unidad Chechena y Caucásica. Cabe señalar también que los terroristas que secuestraron a cientos de rehenes en un teatro de Moscú en 2002 llamaron a Turquía varias veces. Esto ha sido confirmado por los antiguos rehenes y por las interceptaciones de sus llamadas telefónicas. Sin embargo, es difícil para Moscú que Turquía acepte su demanda, ya que el apoyo que este último país presta a los militantes chechenos es el fruto de la decisión de autoridades de alto nivel.
“La mencionada asociación tiene una división financiera – el Fondo de la Unidad Chechena y Caucásica. Este fondo recibe, según diversas fuentes, hasta 130 millones de dólares al año de varias organizaciones fundamentalistas (de Oriente Medio y la Península Arábiga, así como de Pakistán, Bosnia y Albania) para apoyar a los terroristas,” dijo la publicación rusa.
Muchos analistas consideran que estos chechenos podrían intentar, en el caso de un triunfo de la oposición armada, establecer una base de apoyo para su lucha contra Rusia en Siria, donde reside una importante comunidad chechena. Algunos miembros de esta minoría, que llegaron a Siria a principios del siglo XX, están dispuestos a dar dinero a los grupos chechenos armados con el fin de ayudarles a continuar su lucha en el Norte del Cáucaso.
Debido a todo esto, muchos rusos, tales como el redactor en jefe de la revista VVB, Said Govorov, consideran a Siria como la primera línea de defensa de Rusia. Govorov afirma que la política sobre Siria de Vladimir Putin es muy popular en un país que ha sufrido los embates del terrorismo del Cáucaso en las pasadas dos décadas.
La implicación de los chechenos en el conflicto también apoya la idea de que el conflicto en Siria no es una guerra civil entre sirios. De hecho, la presencia de éstos y otros militantes extranjeros en Siria, y especialmente un eventual triunfo de los mismos sería extremadamente peligroso y tendría consecuencias imprevisibles para el Norte del Cáucaso. Rusia está, pues, actuando para evitar esa posibilidad.