Diversas informaciones sobre un supuesto ataque con bomba que habría destruido supuestamente una gran parte de la planta de enriquecimiento nuclear de Fordo, en Qom, han estado circulando en los medios de comunicación occidentales.
En los últimos días, diversas informaciones sobre un supuesto ataque con bomba que habría destruido supuestamente una gran parte de la planta de enriquecimiento nuclear de Fordo, en Qom, han estado circulando en los medios de comunicación occidentales. Sin embargo, su falsedad fue pronto revelada por varias fuentes.
La historia apareció por vez primera el 25 de enero cuando un desertor iraní, conocido por el seudónimo de Reza Kahlili, publicó un artículo, que no contenía prueba alguna, en el sitio estadounidense wnd.com, en el que afirmaba que la planta de Fordo había sido objeto de una operación de sabotaje. El artículo afirmaba que una explosión dentro de Fordo había “destruido gran parte de la instalación y dejado a 240 personas atrapadas a una gran profundidad”.
Sin embargo, las primeras dudas procedieron de la personalidad del propio autor, ya que Kahlili, un desertor, es ampliamente conocido por ser un mentiroso a causa de sus anteriores afirmaciones. Él escribió hace unos meses que Irán tenía armas nucleares.
La única fuente de Kahlili fue Hamid Reza Zakeri, otro desertor iraní, que es también notorio por sus mentiras contra Irán. Varios medios de EEUU citaron a un responsable de ese país que dijo que Zakeri era “un fabricador de historias de proporciones monumentales”.
Ésta no es la primera vez que desertores son utilizados con el fin de lanzar falsas acusaciones contra un país. En el período que precedió a la Guerra de Iraq de 2003, la reportera del New York Times Judith Miller (y algunos otros) publicaron varias historias acerca de las inexistentes armas de destrucción masiva de Saddam Hussein y estos reportajes fueron utilizados por la Administración Bush como un pretexto para lanzar la guerra. Más tarde, todas estas alegaciones resultaron ser falsas y el periódico se vio obligado a admitir que Miller había basado sus artículos en lo dicho por desertores iraquíes. En ese sentido, la justificación de la guerra contra Iraq estuvo construida sobre una serie de documentos fabricados y de datos de inteligencia deliberadamente manipulados que los medios de comunicación estadounidenses reprodujeron sin ningún tipo de verificación o crítica.
Israel difunde la historia
Poco después de que la historia de Fordo apareciera, varios sitios y responsables israelíes trataron de hacerla parecer auténtica. El sitio web del periódico israelí Yedioth Aharonot repitió esta afirmación, de la que se hizo eco más tarde el Times de Londres, que añadió que la historia había sido verificada por responsables de inteligencia israelíes. “Estamos todavía en las etapas preliminares de comprender lo que ocurrió y cómo fue de significativo”, dijo un responsable israelí al Times de Londres. “Israel cree que los iraníes no han evacuado el área que rodea a Fordo. No está claro si esto es porque no se han liberado sustancias dañinas o porque Teherán está intentando evitar el pánico entre los residentes”.
Por su parte, el ministro de Defensa israelí en funciones, Avi Dichter, reaccionó ante la historia diciendo que cualquier explosión en Irán era “una buena noticia”.
Por supuesto, los responsables israelíes han sabido siempre que la historia era falsa, pero está claro que querían alimentar la noción de que ellos -con la ayuda de EEUU- están librando una exitosa guerra secreta contra Irán con el fin de reforzar su propia posición extremista. Sin embargo, dado que esas historias han demostrado ser falsas, se ha producido un efecto contraproducente para ellos porque han quedado expuestos como mentirosos, una vez más, ante la comunidad internacional, en especial en la cuestión nuclear de Irán.
Sin embargo, dos altos responsables iraníes desmintieron las informaciones que hablaban sobre la explosión. El vicedirector de la Agencia de Energía Atómica de Irán, Shamseddin Barbrudi, dijo que no había habido ninguna explosión en la instalación de Fordo, según la agencia de noticias de la República Islámica de Irán. El presidente del Comité de Política Exterior y Seguridad Nacional, Alaeddin Buruyerdi, dijo que tales noticias eran “mentiras sin fundamento” dirigidas a crear un impacto en las conversaciones sobre el programa nuclear de Irán, señaló IRNA.
Las declaraciones de los iraníes fueron luego confirmadas por la Agencia Internacional de la Energía Atómica (IAEA), que afirmó que no había señales de ninguna explosión en Fordo. La AIEA tiene cámaras de retransmisión en directo en el sitio y sus inspectores lo visitan de forma regular y, de este modo, la agencia habría sabido si él hubiera estado “en ruinas y con cientos de personas atrapadas en su interior”. “Nosotros comprendemos que Irán haya negado que haya habido un incidente en Fordo. Esto es consistente con nuestras observaciones,” dijo la portavoz de la AIEA, Gill Tudor.
La Casa Blanca también rechazó el informe como nada fiable. “No tenemos información que confirme las alegaciones contenidas en el reportaje y no creemos que él sea creíble,” dijo su portavoz, Jay Carney, en una conferencia de prensa. “No creemos que esos informes sean creíbles”.
El falso diagrama
La falsa explosión de Fordo no fue la única fabricación israelí en el tema nuclear iraní. El 27 de Noviembre de 2002, la agencia Associated Press publicó un informe que afirmaba que se había descubierto la existencia de una supuesta evidencia acerca del “trabajo de Irán en una bomba nuclear”. “Los científicos iraníes han llevado a cabo simulaciones por ordenador de un arma nuclear, que podría producir más del triple de fuerza explosiva que la bomba que destruyó Hiroshima,” señaló la agencia.
Esta evidencia, según AP, era un “gráfico” del que la agencia dijo que le había sido “filtrado” por “responsables de un país crítico con el programa atómico de Irán” con el fin de “fortalecer sus argumentos de que el programa nuclear de Irán debe ser detenido antes de que produzca un arma atómica”. Además, “un resumen de inteligencia, suministrado junto con el dibujo”, afirmaba que “Irán no está trabajando sólo en experimentos aislados, sino en un programa único dirigido a dominar todos los aspectos del desarrollo de armas nucleares”.
¿Por qué AP ocultó qué país le había entregado el diagrama? La agencia dijo que los responsables de ese país lo quisieron así, así que ella accedió al cubrirles con el anonimato. Sin embargo, todo el mundo estuvo seguro de que era Israel.
El autor del informe de AP, George Jahn, es también famoso porque cada vez que hay una posibilidad de una solución diplomática en relación a la cuestión del programa nuclear de Irán, él informa de una revelación anti-iraní “exclusiva”, siempre suministrada por “el responsable de un país que sigue el programa nuclear de Irán” o “el responsable de un país que ha sido crítico con el programa nuclear de Irán”.
Sin embargo, los expertos pronto descubrieron que el diagrama era falso y chapucero. Según el periódico británico The Guardian, el gráfico simplemente mostraba que “el grueso de la fisión nuclear se produce en tan sólo un impulso de 0,1 microsegundos”, lo que es de conocimiento común para cualquier estudiante de física. Más tarde, se descubrió igualmente que el diagrama está disponible en muchos sitios de Internet y en los libros de texto. Aún peor, el diagrama contenía enormes errores que no podían ser cometidos por científicos que trabajaran en un programa de carácter estatal.
Scott Kemp, un profesor adjunto de ciencia nuclear e ingeniería del Instituto Tecnológico de Massachusetts, dijo a IPS que sospechaba que el gráfico filtrado a AP había sido “adaptado de alguna publicación”. Él afirmó que creía que “se ordenó a los autores que investigaran en las publicaciones y encontraron ese papel, copiaron el gráfico e idearon su propio complot a partir del mismo”.
Después de que el fraude quedó expuesto, diplomáticos occidentales acusaron en privado al Mossad, la agencia de inteligencia israelí de estar detrás de las filtraciones, que serían parte de un esfuerzo dirigido a implicar a un iraní asesinado en un supuesto programa de armas nucleares. Los diplomáticos también dijeron que el Mossad se está convirtiendo en cada vez más activo en Austria, donde se halla la sede de la AIEA y donde trabaja George Jahn, con el fin de buscar apoyos para una guerra contra Irán.
De este modo, lo que AP presentó como un tipo de documento altamente especializado y muy complejo fue sólo un gráfico muy común, que puede ser fácilmente hallado en Internet. La agencia ayudó a crear y difundir un peligroso fraude y su credibilidad se vio gravemente dañada por este serio incidente que demostró que ella se dejó manipular por responsables de “un estado anónimo” con el fin de incriminar a Irán. La agencia no dijo al público quien fue el que le suministró la información falsa y engañosa con el fin evidente de llevar a la opinión pública a creer de forma errónea que Irán tenía un programa de armas nucleares.
Recientemente y después de haber sufrido una fuerte derrota en las pasadas elecciones parlamentarias, donde él y su socio de extrema derecha Avigdor Lieberman perdieron el 25% de sus escaños en el Knesset, el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, intentó ocultar su actual debilidad política intentando desviar la atención de la opinión pública hacia el tema de Irán. En su “discurso de la victoria”, él insistió en que su primer desafío sería el “impedir que Irán obtenga armas nucleares”.
Por supuesto, esta retórica no engaña a nadie, ya que incluso los informes de EEUU y la AIEA reconocen que Irán continúa utilizando el enriquecimiento de uranio sólo para fines civiles. Los responsables estadounidenses han señalado recientemente que la evaluación incluida en la Estimación Nacional de Inteligencia de 2010, que afirma que no existen evidencias de ningún programa de armas nucleares de Irán, continúa siendo objeto de consenso por parte de las 16 agencias de inteligencia estadounidenses.
La comunidad internacional está harta de las falsas alegaciones y fabricaciones israelíes contra Irán. Netanyahu y los sionistas que le apoyan en EEUU probablemente saben que la opinión pública norteamericana y occidental ya no puede ser manipulada para que apoye un ataque contra Irán, como demuestran las encuestas.
Otra guerra “por Israel” en Oriente Medio no beneficiaría a nadie sino a la extrema derecha en Israel, al lobby pro-israelí en EEUU y a sus agentes neocon. Ella no sólo devastaría Oriente Medio y causaría la muerte a cientos de miles de personas, si no más, sino que también produciría un conflicto de varias décadas de duración entre el mundo musulmán y Occidente, que llevaría también a la destrucción de la economía occidental. Debido a todo esto, la comunidad internacional y los pueblos del mundo deben oponerse a estos complots sionistas que amenazan la existencia y esperanzas de la humanidad.