Millones de iraníes se concentraron el domingo por la mañana en Teherán y otras ciudades del país para participar en las manifestaciones que conmemoraron el 34 aniversario de la Revolución Islámica.
Millones de iraníes se concentraron el domingo por la mañana en Teherán y otras ciudades del país para participar en las manifestaciones que conmemoraron el 34 aniversario de la Revolución Islámica.
En la capital, Teherán, y en otras ciudades del país manifestaciones de carácter multitudinario fueron organizadas para mostrar una vez más la adhesión del pueblo iraní a los principios de la Revolución Islámica, renovar el apoyo a sus líderes y saludar los logros científicos y tecnológicos conseguidos por Irán en el curso de los últimos años.
La multitud convergió hacia la Plaza Azadi procedente de ocho puntos distintos e hizo ondear banderas iraníes, retratos del fundador de la República Islámica, el Ayatolá Sayyed Ruholá Jomeini, y de su sucesor, el Ayatolá Ali Jamenei.
Los manifestantes gritaron igualmente “Muerte a EEUU” y “Muerte a Israel”, enemigos del sistema islámico.
Las celebraciones tuvieron lugar en todo el país y en especial en las grandes ciudades de Mashhad, Isfahan, Shiraz y Kerman.
Bajo el lema “La epopeya de la unidad y la participación nacional”, los participantes condenaron las presiones políticas y el embargo económico impuesto por las fuerzas de la arrogancia global contra la República Islámica desde la victoria de la Revolución Islámica.
En el comunicado final de las multitudinarias manifestaciones, se reiteró el derecho de Irán a disfrutar de la energía nuclear pacífica y a que se reconozcan los derechos de la nación iraní como condición principal para las próximas negociaciones sobre el programa nuclear iraní. El texto también llamó a detener las injerencias políticas injustas y parciales en este tema.
“El pueblo iraní se compromete cada vez más a proteger su unidad y considera que cualquier intento de desestabilización del país es una traición contra el pueblo, la revolución y el régimen,” señaló el comunicado final, que también insiste en la lucha contra los proyectos enemigos y el apoyo a las directrices del Líder de la Revolución.
El 11 de febrero de 1979, 10 días después del triunfal regreso del exilio en Francia del Ayatolá Jomeini, los revolucionarios iraníes derribaron el régimen imperial y pro-estadounidense de Shah Mohammad Reza Pahlavi tomando los diferentes centros de poder, sin que el ejército interviniera, con el fin de establecer la República Islámica.
Estos eventos conmemorativos se llevaron a cabo en un momento en el que las principales potencias occidentales intentan impedir que la República Islámica continúe adelante con su programa nuclear. Sin embargo, según una encuesta reciente del Instituto estadounidense Gallup, el programa nuclear es apoyado por una gran mayoría de la población iraní.