Las últimas semanas en Siria han sido testigos de un giro significativo en el curso de los acontecimientos, ya que los recientes hecho acontecidos, a nivel político y militar...
Ibrahim Musawi
Las últimas semanas en Siria han sido testigos de un giro significativo en el curso de los acontecimientos, ya que los recientes hecho acontecidos, a nivel político y militar, han puesto de manifiesto importantes logros por parte del gobierno sirio. Los grupos terroristas takfiris han recibido duros golpes. En el terreno político, el presidente Bashar al Assad realizó un cambio en el gobierno, nombrando seis nuevos ministros, en un intento de aliviar el sufrimiento del pueblo sirio, especialmente los refugiados, ya se encuentren dentro o fuera de Siria. Otro paso importante fue la declaración del gobierno de que está dispuesto a dialogar con todos las organizaciones de la oposición, incluyendo los grupos militantes.
En el terreno militar, las fuerzas del gobierno han asestado a los grupos militantes duros golpes en diferentes áreas de Siria, especialmente en la provincia de Damasco. Esto tuvo lugar cuando unos 2.000 militantes sirios intentaron entrar en el suburbio de Sahat al Abbasiyyin de la capital. Cientos de terroristas takfiris resultaron muertos en este ataque que fue confrontado y desbaratado de una manera eficiente por el Ejército sirio.
Otro logro militar del gobierno se produjo en Darayya, donde el Ejército fue capaz de controlar aproximadamente el 92% del total del área de la ciudad con la excepción de un barrio, donde, según algunas estimaciones, cientos de militares continúan asediados. Daraya posee una fuerte importancia estratégica por sí misma debido a su cercanía a Damasco.
Del mismo modo, pero a nivel político esta vez, el jefe de la así llamada Coalición Nacional Siria, Moaz al Jatib, dio un paso sin precedentes al expresar su voluntad de iniciar conversaciones directas con el gobierno, una decisión que fue vista por los analistas como una concesión del lado opositor. Muchos observadores han visto en este hecho una indicación de la creciente debilidad de los distintos grupos que constituyen la oposición siria.
En lo que se refiere a los actores externos no sirios, la cumbre islámica de Egipto ha abierto una nueva etapa de esperanza al apoyar los esfuerzos en favor de un arreglo pacífico de la crisis siria. Los líderes de las tres naciones más importantes de la región, Egipto, Irán y Turquía, han pedido una solución política en Siria, lejos de cualquier intervención militar. Ellos han expresado también la necesidad de proteger la integridad territorial de Siria.
Esta letanía de acontecimientos ha incrementado las esperanzas de una solución que ponga fin al sufrimiento de Siria.
Aunque muchos muestran sus dudas y escepticismo acerca de si estos acontecimientos pueden allanar el camino para una solución real o no, aquellos que trabajan para lograrla se muestran optimistas y esperanzados porque la única alternativa es la continuación del círculo vicioso de violencia y derramamiento de sangre.