El primer ministro búlgaro presentó hoy su renuncia formal, en medio de protestas multitudinarias contra la corrupción, el alza de la tarifas eléctricas y las medidas de austeridad del ejecutivo.
El primer ministro búlgaro, el conservador, presentó hoy su renuncia formal, en medio de protestas multitudinarias contra la corrupción, el alza de la tarifas eléctricas y las medidas de austeridad del ejecutivo.
"Nuestro poder viene del pueblo, y hoy se lo devolvemos al pueblo", afirmó Borisov ante el Parlamento, al anunciar la dimisión formal a sus funciones, mientras fuera de esa institución decenas de miles de personas se manifestaban contra la corrupción y la supuesta vinculación del gobierno con las mafias.
Seguiremos en funciones hasta la elección de un nuevo gabinete y haremos todo lo posible para garantizar la continuidad, apuntó Borisov, quien al llegar su partido conservador (GERB) al gobierno, en julio de 2009, prometió modernizar el país más pobre de la Unión Europea (UE) y combatir la corrupción.
Pero después de aplicar durante cuatro años severas medidas de ajustes en busca de mejores niveles macroeconómicos, los problemas sociales aumentaron, con bajos ingresos de la población que cuenta con un salario medio de 350 euros, uno mínimo de 155 y pensiones de 75, los índices más modestos de la región.
Además, persisten las deficiencias del sistema de salud y el aumento del desempleo, en medio de una fuerte crisis económica, denuncia la oposición.
Tras la aprobación por el legislativo de la renuncia en pleno del ejecutivo, se podrían efectuar elecciones anticipadas en abril o mayo venidero, en lugar de julio, como estaban planificadas.
Durante las protestas, que se hicieron masivas ayer en la capital, 15 personas resultaron heridas en violentos choques con la policía, tras lo cual dimitió el ministro de Finanzas Simeon Diankov.
Las protestas exigieron primero sanciones contra miembros del gabinete, a los cuales acusaron de mantener vínculos con organizaciones criminales y la salida del país de empresas foráneas como las CEZ y Energo-Pro, de la República Checa, así como la austriaca EVN, para luego pasar a pedir la dimisión del Gobierno.
De su lado, la Comisión Europea (CE) consideró que los cambios políticos en Bulgaria eran un asunto interno de esa nación.
Tenemos confianza en el proceso democrático de ese país, afirmó el portavoz de la CE, Pia Ahrenkilde.