Obama y sus opositores políticos intentan hallar una solución en la misma jornada en que se activará la congelación automática de fondos en EEUU.
Tras semanas de imputarse mutuamente la responsabilidad por el llamado “secuestro fiscal” y a sólo unas pocas horas de que entre en vigor, Obama y sus opositores políticos intentan hallar una solución en la misma jornada en que se activará la congelación automática de fondos.
El “secuestro fiscal” es cómo se le llama en Washington a una serie de recortes en varios programas gubernamentales por un total de 85.000 millones este año y 1.2 billones más en los próximos 10 años. El acuerdo para su aplicación fue tomado a principios de enero en un intento in extremis de evitar el “abismo fiscal”, lo que se logró elevando el techo legal de la deuda, es decir, permitiendo legalmente que EEUU se endeudara más.
Los recortes afectarán a ejes cardinales de la economía estadounidense, pero también de otros gastos, como la defensa y la sanidad pública. “Los cambios afectarán a nuestra capacidad de responder a las amenazas en varias partes inestables del mundo,” dijo. “Los agentes de la Patrulla Fronteriza verán sus horas reducidas...”, señaló Obama.
Los analistas estadounidenses calculan que la contracción presupuestaria costará la evaporación de 750.000 puestos de trabajo, y una ralentización en el crecimiento. Según USA Today, el secuestro, tal como está planeado, llevaría al despido o reducción de jornada de unos 486.000 empleados del Ejército y la Marina en todo el país.
También casi cuatro millones de parados verán reducidos sus auxilios monetarios, y las reducciones en pagos estatales a hospitales y doctores podrían alcanzar los 10.000 millones de dólares.
Los demócratas en el Senado presentaron el jueves un intento de solución que separaba 110.000 millones de dólares del déficit, pero republicanos pusieron rechazaban una iniciativa que además le subía impuestos a los más ricos.
Esto a pesar de que los ingresos de los sectores más ricos continúan creciendo. Entre los años 2009 y 2011, “el 1% de los mayores perceptores de ingresos vieron como sus salarios se incrementaban en un 11,2% mientras que el 99% restante vieron los suyos contraerse en un 0,4%”.