A finales de febrero, algunas agencias internacionales informaron de que cientos de rebeldes extranjeros estaban huyendo de la provincia de Ibleb, en el noroeste de Siria, a través de Turquía.
A finales de febrero, algunas agencias internacionales informaron de que cientos de rebeldes extranjeros estaban huyendo de la provincia de Ibleb, en el noroeste de Siria, a través de Turquía. Algunos de ellos afirmaron que estaban planeando unirse a los militantes de Al Qaida en Mali para luchar contra las tropas francesas desplegadas allí.
La razón de esta retirada no está clara. Algunos observadores dijeron que la causa real de la misma era la ofensiva del Ejército sirio contra los grupos terroristas en la provincia y la decepción de algunos militantes, que han visto que su lucha no es popular en Siria, como sus reclutadores les habían hecho creer antes de irse allí.
La ironía es que Francia, que invadió Mali hace algunas semanas, para luchar en teoría contra los grupos radicales en ese país, tendrá que acabar combatiendo contra los mismos grupos que ha estado financiando abiertamente en Siria. Estos militantes han utilizado el dinero y el entrenamiento proporcionados por los franceses en Siria con el fin de obtener experiencia de combate y es de suponer que pondrán en práctica este conocimiento recién adquirido contra las tropas francesas en Mali.
Según los observadores, Francia se ha convertido en el más importante patrocinador occidental de los grupos armados sirios y está ahora financiando directamente a los grupos terroristas que operan alrededor de Alepo y otras partes del país árabe, como parte de un nuevo intento para derrocar al gobierno sirio. Grandes sumas de dinero han sido enviadas a través de la frontera turca por los agentes del gobierno francés a los jefes rebeldes, afirmaron fuentes diplomáticas. El dinero ha sido utilizado para adquirir armas dentro de Siria y financiar las operaciones armadas contra las fuerzas gubernamentales.
El 14 de Marzo, el ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius, anunció que Francia y el Reino Unido ignorarían una prohibición de la Unión Europea para enviar armas a los grupos terroristas sirios que operan allí. El objetivo continúa siendo el mismo: derrocar al gobierno de Bashar al Assad. El periódico francés Le Figaro también informó en aquellos días que consejeros militares franceses se habían reunido recientemente con grupos rebeldes dentro de Siria, en un área situada entre el Líbano y Damasco. Cabe señalar que enviar personal militar a un país sin el permiso de su gobierno equivale a una invasión militar.
A pesar de todo este apoyo, el objetivo político de Francia en Siria parece estar tan lejano como siempre. “Las cosas no se están moviendo. La solución que esperábamos, y con esto me refiero la caída de Bashar y la llegada al poder de la coalición (opositora), no se ha producido,” reconoció Fabius el 24 de enero. En diciembre de 2012, él había afirmado que “el fin está próximo” para el presidente sirio. Un alto responsable libanés que visitó Francia a finales del pasado año dijo al diario As Safir que “Francia estaba sorprendida por el hecho de que el presidente sirio, Bashar al Assad, su régimen y su Ejército hayan podido resistir”.
Por su parte, el gobierno sirio ha condenado esta injerencia francesa en sus asuntos internos. “Francia está actuando como una nación hostil,” dijo el ministro de Reconciliación Nacional, Ali Haidar, a AFP. “Es como si quisiera retrotraerse al tiempo de la ocupación,” añadió refiriéndose al mandato francés en Siria después de la Primera Guerra Mundial. Damasco ha dejado claro que las actuales políticas de Francia debilitarán o incluso eliminarán su influencia política, económica y cultural en Siria, quizás para siempre.
Además, Francia está muy inquieta por la posibilidad de represalias de los grupos vinculados a Al Qaida, similares a los que está financiando en Siria, por su intervención en Mali. El 1 de Marzo, tres militantes sospechosos fueron arrestados en el sur de Francia por planear supuestamente un atentado en los días siguientes, afirmó el fiscal de París.
Cambio de política exterior
El efecto boomerang que ha tenido el apoyo al terrorismo en Siria es sólo una de las desastrosas consecuencias del cambio de política francesa hacia el mundo árabe y musulmán, que comenzó cuando Nicolas Sarkozy, de tendencia pro-israelí y pro-OTAN, se convirtió en presidente. Antes de ese hecho, Francia había ganado una sólida reputación debido a su política exterior gaullista, uno de cuyos pilares era la independencia del país frente a EEUU. En febrero de 2003, el ministro de Exteriores francés, Dominique de Villepin, fue universalmente aplaudido cuando él opuso en el Consejo de Seguridad de la ONU a los patéticos intentos del secretario de Estado estadounidense, Colin Powell, de intentar justificar la entonces próxima invasión de Iraq con mentiras evidentes acerca de las inexistentes armas de destrucción masiva de Iraq.
La nueva política exterior francesa, bajo la influencia de políticos sionistas como el propio Sarkozy, Bernard Kouchner o Laurent Fabius, y de activistas sionistas como Bernard Henry-Levy, cambiaron la ecuación. Francia comenzó a desarrollar políticas pro-israelíes y neocoloniales en África y Oriente Medio y adoptó una postura más radical en relación a Siria e Irán que cualquier otro país occidental.
En África, París ha incrementado su presencia militar en los últimos años. La intervención de Francia en Mali, con un contingente de 750 soldados, ha buscado reforzar al ejército maliense en contra de los rebeldes de Al Qaida, que han controlado el norte del país africano durante aproximadamente dos años. Sin embargo, la guerra en Mali está todavía comenzando y, aún peor, está convirtiéndose en una guerra asimétrica, que tendrá efectos graves a largo plazo. Esta guerra podría implicar a Francia durante años, a pesar de los repetidos anuncios de París de que desea evacuar a su ejército del país africano tan pronto como sea posible.
Qatar, el aliado de Francia, apoyó a los extremistas en Mali
Por otro lado, Qatar, que es el aliado más importante de Francia en la cuestión siria, ha criticado la injerencia de París en Mali, señalando que la fuerza no resolverá el problema. Por su parte, varios responsables franceses han acusado abiertamente a Qatar de financiar a los rebeldes de Mali.
La primera acusación sobre la implicación de Qatar con los separatistas tuareg y los grupos vinculados a Al Qaida en Mali se produjo en un artículo publicado en junio de 2012 en el semanario francés Le Canard Enchainé. La publicación citó a una fuente anónima de la Inteligencia militar francesa que dijo: “El MNLA (separatistas laicos tuareg), Ansar Din (una organización vinculada a Al Qaida) y el MUJAO (Movimiento por la Unidad y el Yihad en el África Occidental) han recibido todos ellos dinero de Doha. “El gobierno francés conoce perfectamente quién es el que está apoyando a estos terroristas. Qatar, por ejemplo, continúa enviando una así llamada “ayuda” y alimentos cada día a los aeropuertos de Gao y Tombuctú”.
La especulación es que Qatar está buscando incrementar su influencia en Mali con el fin de desarrollar vínculos comerciales con esta nación, de la que se cree que posee importantes reservas de petróleo, gas y uranio. Además, su presencia en Mali “incrementa enormemente la influencia del emirato en África Occidental y la región del Sahel,” dijo el experto político regional, Mehdi Lazar, un especialista en Qatar, al semanario francés L´Express en diciembre. Qatar también estaría tratando de desestabilizar Argelia, uno de los países árabes que continúan estando libres de su influencia política.
Francia, por su parte, está determinada a ayudar a la junta militar pro-francesa a gobernar la totalidad de Mali y ve las actividades qataríes en ese país con aprensión. Le Canard Echainé escribió: “A principios de este año, varias notas del DGSE (el servicio de inteligencia francés) alertaron al Palacio del Elíseo (sede de la Presidencia francesa) acerca de las actividades internacionales del emirato de Qatar”.
El 22 de enero, el sitio francés France24 publicó un artículo titulado “¿Está Qatar alimentando la crisis en el norte de Mali?”, que afirmaba que Doha se había aliado con los insurgentes en Mali. Según la autora, Degolene Allemandou, los gobernantes qataríes buscan expandir el extremismo en África con la ayuda a estos rebeldes. El mensaje sutil era claro: el apoyo del emirato a los terroristas dañará su imagen en Europa a largo plazo.
Destruyendo una Siria plural
En este contexto, todo el mundo puede comprender que los gobiernos saudí y qatarí apoyen a los extremistas que luchan para acabar con la Siria multicultural y multirreligiosa y contra todos los grupos religiosos que apoyan la convivencia y la cooperación entre las distintas religiones. Después de todo, en Arabia Saudí sólo la corriente wahabí disfruta en la actualidad de una plena libertad religiosa. El resto de las religiones o escuelas islámicas están discriminadas, perseguidas o prohibidas. Pero muchos pueden encontrar difícil de comprender por qué Occidente, incluyendo Francia, está aliado con los grupos extremistas salafistas que persiguen a los cristianos y destruyen iglesias.
La respuesta es que el gobierno francés, y muchos otros occidentales, no están interesados en realidad en la democracia o en la libertad religiosa, sino en lograr sus propios intereses políticos, estratégicos y económicos a cualquier precio. Las agresiones francesas en África han provocado la muerte de miles de personas inocentes y han arruinado las vidas de varios millones más, por no mencionar su implicación en el genocidio de Ruanda de 1994. Con sus actuales políticas hacia Siria, París intenta imponer su yugo neo-colonial a ese país. Sin embargo, después de muchas décadas de independencia y de disfrutar de su soberanía, los sirios no están dispuestos a convertirse en esclavos de los gobiernos occidentales ni de regímenes corruptos, retrógrados, promotores del terrorismo y despóticos como el saudí o el qatarí.
Al financiar y entregar armas a los grupos terroristas, el gobierno francés, junto con sus aliados, no sólo está violando el Derecho Internacional, sino que está destruyendo la posibilidad de una solución pacífica al conflicto sirio y dejando su resolución en manos de los militares. De este modo, los amigos de Siria deberían tomar buena nota de este hecho y multiplicar su ayuda militar a Siria con el fin de impedir que sus propios intereses resulten dañados. El Estado sirio es fuerte y su pueblo es indomable, pero no hay duda de que Siria necesitará todo tipo de apoyo de las personas libres del mundo con el fin de resistir esta agresión.