El grave déficit presupuestario egipcio, una de las principales inquietudes del gobierno del presidente Mursi, experimentó un incremento del 8,2% en el último semestre, según cifras dadas a conocer esta semana.
El grave déficit presupuestario egipcio, una de las principales inquietudes del gobierno del presidente Mohamed Mursi, experimentó un incremento del 8,2% en el último semestre, según cifras dadas a conocer esta semana.
El déficit se elevó a 94.700 millones de libras (unos 14.100 millones de dólares) debido al incremento de los gastos estatales, muy superiores a los ingresos, acorde con un informe del Ministerio de Finanzas circulado hoy.
En ese lapso, las arcas oficiales recibieron un 3,9% más fondos que en el mismo periodo del año anterior, consecuencia de un alza del 16% en los impuestos y tasas, pero este suplemento ha sido insuficiente para paliar el incremento de los gastos, acorde con las conclusiones del Ministerio.
Otro capítulo alarmante es la subida de la deuda externa en un 15,2%. Dicha deuda alcanzó a fines de diciembre la cifra récord de 38.800 millones de dólares, aunque el gobierno egipcio cuenta con recibir ayudas de Iraq y Libia para reducirla.
El gobierno egipcio está también negociando con el Fondo Monetario Internacional un préstamo de 4.800 millones de dólares para equilibrar su presupuesto, pero la concesión de estos fondos depende de la adopción de medidas de austeridad cuyo impacto social sería muy negativo.
De hecho, las protestas sociales ya se han extendido por el país y una huelga en el sector del pan ha sido anunciada como respuesta a la decisión del gobierno de retener unos 400 millones de libras egipcias (59 millones de dólares) en pagos a las panaderías que preparan pan a bajo coste para los pobres y que permiten vender barras de pan a unas 5 piastras o menos de 1 centavo de dólar. El gobierno ha amenazado con acciones legales contra estos negocios si decretan el cierre. Al mismo tiempo, hay anunciada otra huelga de transportistas en protesta por el incremento de los precios del combustible.
Algunos analistas egipcios consideran que el gobierno, bajo la presión del FMI, está actuando para recortar los subsidios a los alimentos y los combustibles, que suponen en la actualidad el 25% del presupuesto egipcio. Estos expertos han advertido en que la adopción de tales medidas regresivas, en un contexto de grave inestabilidad política, podría dar lugar a un fuerte conflicto social e incluso a una nueva revolución.