Miles manifestantes jordanos tomaron el pasado sábado, un día antes del juramento del nuevo gobierno, las calles del país pidiendo al régimen que lleve a cabo las reformas políticas profundas prometidas.
Miles manifestantes jordanos tomaron el pasado sábado, un día antes del juramento del nuevo gobierno, las calles del país pidiendo al régimen que lleve a cabo las reformas políticas profundas prometidas y tome medidas para mejorar la economía.
Los manifestantes se concentraron en Irbid, una provincia del norte del país, y cantaron eslóganes antigubernamentales. En Ammán, la capital, también se produjeron manifestaciones en las los participantes pidieron que el gobierno lleve a cabo acciones para reducir los precios, incluyendo los de los combustibles.
Activistas de la oposición señalaron que varios manifestantes fueron arrestados y se produjeron choques entre estos últimos y las fuerzas policiales..
El pasado mes de diciembre, miles de manifestantes se reunieron en la capital pidiendo la dimisión del primer ministro, Abdulá Ensur.
El mes anterior, los precios de las bombonas de gas, la gasolina y el diesel se incrementaron en un 54, un 15 y un 33 por ciento respectivamente debido que el gobierno decidió retirar los subsidios a estos combustibles con el fin de frenar el déficit presupuestario que alcanza en la actualidad los 3.500 millones de dinares (unos 5.000 millones de dólares).
En el aspecto político, los jordanos exigen reformas políticas, incluyendo la elección del primer ministro por votación popular y el fin de la corrupción.
Desde que las manifestaciones comenzaron a principios de 2011, el rey Abdulá ha destituido a tres primeros ministros para apaciguar a los manifestantes. El monarca ha convocado además unas elecciones anticipadas.
Sin embargo, según el analista estadounidense Michael Maloof, un antiguo responsable del Pentágono, el rey Abdulá no ha implementado ninguna de las reformas prometidas y está haciendo que el país sea cada día más susceptible a una revuelta popular.
Maloof señala que el descontento en el país beneficia sobre todo a la Hermandad Musulmana, que tiene precisamente una notoria fuerza en los lugares donde se han producido las últimas protestas. También señala que el gobierno está en una situación muy precaria y continuará así si no se instituyen reformas reales, que pasarían en todo caso por debilitar el papel del rey.