24-11-2024 07:53 AM Tiempo de Jerusalén

Las Armas Occidentales Alimentan a Al Qaida en Siria

Las Armas Occidentales Alimentan a Al Qaida en Siria

Una de las falsedades mediáticas que se han difundido en los medios occidentales sobre Siria es la existencia de una “diferenciación” entre “opositores armados moderados” y los “opositores armados radicales.

Una de las falsedades mediáticas que se han difundido en los medios occidentales sobre Siria es la existencia de una “diferenciación” entre “opositores armados moderados”, que estarían representados por el Ejército Sirio Libre -es decir, unos opositores aparentemente más inclinados a seguir las pautas y directrices planteadas por sus patrocinadores, los países occidentales y árabes del Golfo Pérsico, y los “opositores armados radicales”, donde estaría el Frente al Nusra, que acaba de cambiar esta semana su nombre por el de Al Qaida en Siria, siguiendo la estela de “Al Qaida en Iraq”, la organización de la que el primero procede.

Sin embargo, tal planteamiento ha demostrado ser inverosímil. Cabe recordar, en primer lugar, el rechazo del ESL a la decisión estadounidense, adoptada hace varios meses, de incluir al Frente al Nusra en su lista de organizaciones terroristas, postura ésta que causó indignación en Washington.

En segundo lugar, según el sitio israelí de inteligencia Debka.com, los países occidentales han acogido también con irritación las noticias de que el ESL está vendiendo las armas que recibe de fuentes occidentales y árabes a Al Qaida en Siria. Esto supone no sólo un vínculo superficial, sino que demuestra la perfecta sincronía entre ambos grupos, tanto a nivel operativo como incluso ideológico.

Según Debka.com, el presidente francés, François Hollande, habría cambiado, por esta razón, de opinión sobre su anunciada intención de enviar armas a los grupos terroristas en Siria. “Nosotros no lo haremos (enviar armas) mientras no estemos seguros de que habrá un completo control de la situación por parte de la oposición”, dijo el 29 de Marzo.

Quizás los asesores de Hollande no le hayan comunicado lo ridículas que resultan tales aseveraciones. Si para los insurgentes se trata de escoger entre las armas de Hollande y sus correligionarios que luchan hombro con hombro con ellos en Siria, la elección no resultará demasiado complicada, especialmente teniendo en cuenta que los grupos armados no carecen de apoyos y mentores. Por otro lado, Al Qaida en Siria posee una superioridad evidente en lo referente a motivación de combate, compromiso ideológico y contactos internacionales con respecto a los otros grupos. Esto queda plasmado en su rápido crecimiento y el progresivo declive del ESL.

El mismo día que Hollande pronunció su declaración, las autoridades turcas se incautaron de 5.000 pistolas, rifles y 10.000 balas en la localidad de Akcakale, antes de que ellas fueran enviadas a Siria. Aunque este gesto es meramente simbólico, dado el volumen de armas que entran en Siria para los insurgentes, esta medida supuso un reconocimiento implícito de que Turquía ha estado violando el Derecho Internacional al alimentar y permitir el envío de armas a un país vecino con el fin de desestabilizarlo, algo expresamente prohibido en la Carta de las Naciones Unidas.

Por otra parte, los dos regímenes absolutistas wahabíes, el de Arabia Saudí y Qatar, continúan enviando armas a los terroristas sirios. Esto no es de extrañar teniendo en cuenta que para ambos gobiernos, apoyados incondicionalmente por Occidente, el ayudar a Al Qaida no supone ni siquiera un problema de imagen. Arabia Saudí ha utilizado durante mucho tiempo a terroristas con el fin de desestabilizar Iraq, y más concretamente al gobierno de Nuri al Maliki, por su pertenencia a la escuela shií y sus buenas relaciones con Irán.

Los países occidentales podrían estar comenzando a entender el peligro que genera el monstruo que ellos mismos han estado alimentando. Al Qaida está hoy en día muy presente en Siria e Iraq e incluso en el Norte del Líbano, donde no sólo combate sino que forma a miles de voluntarios de numerosos países en su ideología extremista. Esto satisface, sin duda, a los gobiernos qatarí y saudí, pero supone un peligro real para los países occidentales, que está en la actualidad desplegando tropas en Afganistán y Mali para frenar a esas mismas fuerzas.

La explicación de por qué varios gobiernos europeos, incluyendo el francés y el británico, apoyan a tales fuerzas en Siria, que resultan para ellos tan nefastas en otros lugares, tiene que ver con su subordinación a los lobbies sionistas en sus respectivos países. Para los círculos pro-israelíes, el problema no es el extremismo de Al Qaida, sino el eje de la resistencia -del que Siria es un miembro destacado-, que sigue constituyendo, hoy como ayer, el principal obstáculo para la implementación del plan norteamericano-israelí para controlar Oriente Medio.