No hay duda de que lo que pasa en el Líbano es el reflejo del conflicto sangrante en Siria.
No hay duda de que lo que pasa en el Líbano es el reflejo del conflicto sangrante en Siria. La seguridad constituye la principal preocupación de los libaneses, por encima de la ley electoral o el retraso en la celebración de las elecciones legislativas.
Las discusiones que tienen lugar en los salones políticos a puerta cerrada son diferentes de las declaraciones públicas y los puntos de consenso se resumen así:
1. Mejorar la frágil seguridad en el país reduciendo las tensiones sectarias, en especial en las regiones que han conocido desórdenes y el bloqueo de las carreteras.
2. Evitar las repercusiones de la crisis siria en el escenario libanés, sobre todo dado que los actores locales, que simpatizan con uno u otro campo en Siria, no tienen un impacto decisivo en los acontecimientos que ocurren en el vecino país.
Es el dossier de la seguridad y el peligro de una explosión inminente en el Líbano lo que ha impuesto un cambio rápido a la cabeza del ejecutivo y asegura una casi total unanimidad en torno a la persona de Tammam Salam.
Estas mismas preocupaciones van a pesar en las actuaciones del próximo período.
Hezbolá ha dado prueba de pragmatismo. Él no se ha opuesto a la dimisión del anterior gobierno y, por consiguiente, a la apertura de una página nueva en tanto que socio en la nueva ecuación. El partido ha dejado clara también su voluntad de evitar las discordias de tipo confesional.
El objetivo común de todos los protagonistas es hacer bajar la tensión, garantizar la estabilidad del país y evitar las ondas de choque de la crisis siria.
El acuerdo entre el 8 y el 14 de Marzo en lo que se refiere al nombramiento del primer ministro reduce el nivel de enfrentamiento entre fuerzas políticas y busca reforzar la corriente moderada a nivel nacional y evitar dejar el escenario interno en manos de los extremistas.
Es lógico pensar que este espíritu de consenso se extienda también a la formación del gobierno con el fin de facilitar la tarea del primer ministro designado, Tammam Salam, contrariamente a las informaciones que afirman que la formación del gabinete será difícil.
Con respecto a las elecciones legislativas, y a pesar de los esfuerzos para elaborar una nueva ley electoral, el tema de la seguridad amenaza con impedir la celebración de los comicios.
Al Yumhuriya – Mediarama