El así llamado Observatorio Sirio para los Derechos Humanos ha quedado expuesto hace mucho tiempo como un frente de propaganda absurda operado por un solo hombre, Rami Abdul Rahman, desde su casa en la campiña inglesa.
El así llamado Observatorio Sirio para los Derechos Humanos ha quedado expuesto hace mucho tiempo como un frente de propaganda absurda operado por un solo hombre, Rami Abdul Rahman, desde su casa en la campiña inglesa. En un artículo de Reuters diciembre 2011 titulado, “Coventry - una casa improbable para un prominente activista sirio”, Abdul Rahman admite que es un miembro de la llamada “oposición siria” y que busca el derrocamiento del presidente sirio, Bashar Al Assad:
Después de tres cortos períodos de prisión en Siria, Abdul Rahman llegó a Gran Bretaña en 2.000 por temor a una cuarta condena judicial más larga.
“Vine a Gran Bretaña el día Hafez al-Assad murió, y voy a volver cuando Bashar al-Assad se vaya”, dijo Abdul Rahman, en referencia a Hafez, padre y predecesor de Bashar.
Uno no podría imaginar una fuente menos confiable, más llena de perjuicios y más sesgada de información. Sin embargo, durante los últimos dos años, su “Observatorio” ha servido como la única fuente de información para el torrente interminable de propaganda que emana de los medios de comunicación occidentales. Tal vez lo peor de todo es que las propias Naciones Unidas utilizan esta comprometida y abierta fuente de propaganda como base para diversos informes - por lo menos, eso es lo que el New York Times afirma ahora en un reciente artículo titulado: “Un Hombre Muy Ocupado Detrás el Recuento de Bajas de la Guerra Civil Siria”.
El artículo del NYT admite:
“Los analistas militares de Washington siguen sus recuentos de las muertes de soldados y rebeldes sirios para medir el curso de la guerra. Las Naciones Unidas y las organizaciones pro-derechos humanos buscan en sus descripciones de asesinatos de civiles pruebas para posibles juicios por crímenes de guerra. Las principales organizaciones de noticias citan sus cifras de víctimas.”
“Sin embargo, a pesar de su papel central en la salvaje guerra civil, el denominado, de una forma grandilocuente, “Observatorio Sirio de Derechos Humanos” es prácticamente un solo hombre. Su fundador, Rami Abdul Rahman, de 42 años, que huyó a Siria hace 13, opera en una casa adosada de ladrillo rojo de una calle residencial normal de esta ciudad industrial gris (Coventry, Inglaterra).”
The New York Times también desvela, por primera vez, que la operación Abdul Rahman está de hecho financiada por la Unión Europea y un “país europeo” que se niega a identificar
“El dinero de dos tiendas de ropa cubre sus necesidades mínimas para informar sobre el conflicto, junto con pequeñas subvenciones de la Unión Europea y de un país europeo que se niega a identificar”.
Y mientras que Abdul Rahman se niega a identificar ese "país europeo", no cabe duda de que es el propio Reino Unido. Abdul Rahman tiene acceso directo al ministro de Exteriores británico, William Hague, con el que se ha reunido en persona en varias ocasiones en el Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth de Londres. El New York Times revela, de hecho, que fue el gobierno británico el que instaló a Abdul Rahman en Coventry, Inglaterra, después de que huyera de Siria hace una década a causa de sus actividades contra el gobierno:
“Cuando dos de sus asociados fueron detenidos en 2000, él huyó del país pagando un traficante de personas para que le llevara de contrabando a Inglaterra. El gobierno británico le reasentó en Coventry, donde decidió que le gustaba el ritmo lento”.
Abdul Rahman no es un “activista pro.derechos humanos”. Él es un propagandista pagado. Él no es diferente de la tropa de mentirosos conscientes y traidores refugiados en Washington y Londres durante la guerra de Iraq y la invasión de Libia y cuya única misión fue la de suministrar a los gobiernos occidentales un estruendo constante de propaganda e informes de inteligencia intencionadamente falsos y específicamente creados para justificar los designios hegemónicos de Occidente.
Entre los contemporáneos de Abdul Rahman está el famoso desertor iraquí Rafid al-Yanabi, nombre en clave “Curvebal”, que ahora se ufana públicamente que haber inventado las acusaciones sobre las inexistentes armas de destrucción masiva iraquíes, que constituyó el casus belli occidental para una guerra de 10 años en Iraq, que finalmente costó más de un millón de vidas, incluyendo la de miles de militares occidentales, y que ha dejado a ese país, aún hoy en día, en ruinas.
Hay también otros desertores menos conocidos, como Suman Bouchuiguir, de Libia, que difundió historias acerca de violaciones de los derechos humanos en Bengasi y que ahora se jacta abiertamente en retrospectiva de que tales relatos de las atrocidades supuestamente cometidas por el líder libio Muammar Gadafi contra la población civil fueron también inventadas para dar a la OTAN su codiciada excusa para intervenir militarmente en ese país.
A diferencia de Iraq y Libia, Occidente ha fracasado rotundamente a la hora de vender una intervención militar en Siria, e incluso su guerra encubierta ha comenzado ya a venirse abajo al ser la opinión pública cada vez más consciente de quienes son los que Occidente denomina “rebeldes pro-democracia”. Aquellos a los que Occidente ha estado armando durante años son de hecho extremistas sectarios que luchan bajo la bandera de Al Qaida.
La farsa del “Observatorio Sirio para los Derechos Humanos” se está también desintegrando. Es probable que la limitada perspectiva ofrecida a los lectores por el New York Times ayude a los lectores a comprender que Rami Abdul Rahman no es nada más que otro “Curveball”, que está intentando ayudar a la élite financiera de Wall Street y de la City de Londres a vender otra guerra innecesaria a la opinión pública.
Tony Cartalucci
URL del artículo original: http://landdestroyer.blogspot.fr/2013/04/exposed-syrian-human-rights-front-is-eu.html#more