Tel Aviv está tratando de provocar una intervención extranjera en Siria, liderada por EEUU, al acusar a Damasco de utilizar armas químicas.
Tel Aviv está tratando de provocar una intervención extranjera en Siria, liderada por EEUU, al acusar a Damasco de utilizar armas químicas. Ésta es la misma excusa, las armas de destrucción masiva, que los sectores neocon pro-israelíes utilizaron en 2003 para lanzar la guerra de Iraq. Más tarde, esta afirmación resultó ser una mentira como muchos expertos de todo el mundo habían advertido previamente. Por su parte, Siria ha negado haber utilizado armas químicas. El ministro de Información sirio dijo el 24 de abril que su país no utilizaría este tipo de armas incluso en el caso de una guerra con su peor enemigo, Israel.
El 15 de abril, el jefe de la Inteligencia Militar y antiguo jefe del Instituto de Seguridad Nacional de Israel, general Amos Yadlin, hizo un llamamiento para dar pasos con el fin de romper el “eje de la resistencia” -formado por Irán, Hezbolá y Siria- debilitando al presidente sirio, Bashar al Assad, y poniendo fin a su mandato tan pronto como fuera posible. Yadlin añadió, en unas declaraciones recogidas por el Canal 2 de la TV israelí, que “quien no sea consciente de que la caída de Assad sería un acontecimiento positivo para Israel, será incapaz de entender la situación correctamente”.
Yadlin añadió, en una declaración en la conferencia del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional (INNS) en Tel Aviv, que él no excluía una confrontación entre Israel y Siria. Sin embargo, advirtió que sería una dura guerra, porque un conflicto con el ejército sirio significaría que misiles Scud, y posiblemente misiles más avanzados, caerían sobre Tel Aviv.
Por su parte, el general de brigada Itai Brun, jefe de la división de Inteligencia Militar de Israel, dijo el 24 de abril que las tropas sirias habían utilizado probablemente gas sarin, un agente nervioso letal, contra militantes respaldados por el extranjero en varias ocasiones en los pasados meses. Brun no dio indicación de que tuviera sólidas evidencias, tales como muestras del suelo, que se utilizan normalmente para verificar el uso de las armas químicas.
Significativamente, él hizo estas declaraciones en un momento en el que el secretario de Defensa de EEUU, Chuck Hagel, estaba terminando una visita de tres días a Israel, enfocada en la crisis siria y el programa de energía nuclear de Irán. Durante su viaje Hagel recompensó a Israel con un enorme acuerdo de armamento.
EEUU ha descrito cualquier uso de las armas químicas en Siria como una “línea roja”, que probablemente llevaría a una acción militar. Sin embargo, Washington y sus aliados guardaron silencio cuando tuvo lugar el único ejemplo real de utilización de armas químicas en la localidad de Jan al Assal, en la provincia de Alepo. Esto no es nada sorprendente. porque desde el inicio de sus esfuerzos para promover una guerra civil en Siria, Washington ha dependido enormemente de las fuerzas extremistas que utilizaron las armas químicas, particularmente el Frente Nusra, que acaba de declarar oficialmente su lealtad a Al Qaida. Arabia Saudí, Turquía y Qatar han enviado armas a estos grupos, mientas que Washington ha estado enfrascado en una operación para ayudar a los grupos radicales de Libia y otras naciones a mandar terroristas a Siria con el fin de luchar contra el gobierno sirio.
Aún peor, la ONU, bajo la presión de EEUU y otros países occidentales, se negó a investigar el incidente de Jan al Assad y lo situó al mismo nivel que las infundadas alegaciones de los grupos armados de que las tropas sirias habían utilizado armas químicas. Por supuesto, ninguna evidencia real de tales hechos fue suministrada para respaldar tales afirmaciones.
El ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, denunció, por su parte, que EEUU y sus aliados europeos habían bloqueado una investigación relativa a las afirmaciones sobre el uso de armas químicas. “En lugar de enviar a un grupo de expertos a un lugar concreto de Alepo, como se había prometido,” dijo Lavrov, “ellos comenzaron a solicitar a las autoridades sirias acceso a todas las instalaciones en el territorio sirio y pidieron permiso para interrogar a cualquier ciudadano en el territorio de Siria. Esto supone un intento de politizar el tema y dar a Siria el mismo tratamiento que recibió Iraq hace mucho tiempo, cuando se estaban buscando allí armas nucleares”.
Israel presiona a la Administración Obama
Poco después de que Brun realizara sus declaraciones, el secretario de Defensa de EEUU, Chuck Hagel, puso en duda la conclusión del general israelí de que el gobierno sirio había utilizado armas químicas hace algunos meses. “Cualquier respuesta de EEUU a Siria estará basada en hallazgos de la inteligencia estadounidense. Las sospechas son una cosa. Las pruebas son otra,” dijo Hagel.
Por su parte, el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, afirmó patéticamente desde Bruselas que el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, no estaba “en posición de confirmar” la declaración de Brun, como si una confirmación proveniente de uno de los peores enemigos de Siria contra ese país fuera algún tipo de palabra infalible que determina la verdad.
Los informes de los medios de prensa estadounidenses afirman que las alegaciones del gobierno de Obama sobre el posible uso de las armas químicas en Siria han llevado a los congresistas extremistas a presionar más duramente a la Administración para que cumpla su anterior amenaza de que el uso de las armas químicas en Siria sería llevaría a un “cambio de juego”. Algunos republicanos sionistas, que trabajan también como lobbistas de la industria del armamento, han estado pidiendo a la Administración Obama que envíe armas a los grupos terroristas que luchan en Siria o incluso lleve a cabo una invasión militar del país árabe con el fin de derrocar el gobierno del presidente Al Assad.
El senador John McCain, un senador republicano por Arizona y ex candidato presidencial, pidió que Obama ordenara una acción para implementar su “línea roja”, creando una “área segura” en el territorio sirio y una “zona de exclusión aérea”. Tales pasos requerirían fuertes ataques aéreos y la implicación de tropas estadounidenses sobre el terreno. Otra senadora, Dianne Feinstein, demócrata por California y presidenta del Comité de Inteligencia del Senado, dijo que “una acción militar debe ser adoptada para impedir un uso a escala mayor” de las armas químicas.
El Washington Post citó una frase de una carta enviada por la Casa Blanca al Congreso -”ninguna opción está fuera de la mesa” - y mostró su preocupación de que otra acción militar de EEUU en Siria “abra un nuevo frente en el mundo islámico”. El periódico, sin embargo, afirmó que una invasión militar estadounidense contra Siria “podría servir también de aviso a Irán de que Obama habla en serio cuando establece líneas rojas”.
De forma nada sorprendente, la “coalición nacional” siria, creada por el gobierno estadounidense y compuesta por algunas figuras no representativas de los Hermanos Musulmanes y otros exiliados pidió rápidamente a EEUU y otros estados occidentales que actúen “de forma urgente y decisiva” para demostrar que la línea roja del presidente norteamericano no son sólo “palabras vacías”. Este grupo de la oposición considerado como “el legítimo representante del pueblo sirio” por Washington y sus aliados, no duda en presionar en favor de una guerra que podría llevar la devastación a su propio país.
Cabe señalar que las nuevas acciones estadounidenses contra Siria comenzaron hace algunas semanas. En aquel momento, algunos medios informaron que Washington había enviado a unos 200 soldados estadounidenses a la frontera de Jordania con Siria para entrenar a militantes anti-sirios y, en palabras de Hagel, “mejorar su preparación para diversos escenarios”. Altos responsables de EEUU dijeron a Los Angeles Times que estos escenarios incluían el despliegue de 20.000 soldados estadounidenses para invadir Siria con la excusa de controlar su arsenal de armas químicas.
Durante el último encuentro con el grupo de los así llamados “Amigos de Siria”, ahora reducido a 11 miembros, Kerry anunció también que EEUU doblaría su “ayuda no letal” a los terroristas sirios hasta los 250 millones de dólares. Según Reuters, un responsable estadounidense dijo que esta ayuda “podría incluir por primera vez equipos de apoyo en el campo de batalla, tales como chalecos antibalas y gafas de visión nocturna. Los responsables estadounidenses dijeron en el pasado que el equipo incluiría asimismo vehículos y equipos de comunicación, pero Kerry no especificó más”, añadió Reuters.
¿Otra ruinosa guerra en beneficio de Israel?
Hoy, justo como ocurrió hace una década en Iraq, afirmaciones falsas sobre el empleo de las armas químicas sirias contra los militantes respaldados por el extranjero están siendo utilizadas para lanzar una guerra agresiva para beneficiar los intereses geoestratégicos de EEUU e Israel en Oriente Medio.
Algunos se preguntan por qué EEUU e Israel están tratando de utilizar el pretexto de las armas químicas justamente ahora. La razón real es probablemente los cambios ocurridos en el campo de batalla de Siria. En realidad, los militantes, incluyendo aquellos que tienen vínculos con Al Qaida, han sufrido una serie de humillantes derrotas a manos del Ejército sirio, incluyendo la pérdida de las estratégicas ciudades de Al Qussair, cerca de la frontera libanesa, y Otaiba, al este de Damasco, que habían servido como importantes corredores para el paso de militantes y armas suministradas por los países occidentales y las monarquías del Golfo Pérsico. Estos gobiernos occidentales y del Golfo temen ahora que, sin una agresión militar occidental directa, los terroristas sean aplastados y completamente derrotados en Siria.
Los círculos sionistas en EEUU han vinculado un posible ataque contra Siria con otra guerra contra Irán con la excusa de poner fin a su programa nuclear. El objetivo real de esta campaña anti-siria y anti-iraní es ayudar a Israel a lograr una hegemonía en Oriente Medio e imponer un control estadounidense sobre las estratégicas y ricas regiones petrolíferas de Oriente Medio y Asia Central. Estas criminales políticas amenazan con una conflagración más amplia, que podría envolver a toda la región, y están dirigidas en última instancia a debilitar o destruir a China y Rusia, los principales rivales de EEUU, que está promoviendo un mundo multipolar.
No sería sólo el pueblo de Siria el que sufriría las consecuencias de semejante guerra. El pueblo estadounidense también pagaría un alto precio no sólo en lo que respecta a la vida de sus soldados enviados a luchar por Israel y el imperialismo estadounidense, sino también por la inevitable escalada de políticas económicas y sociales restrictivas y ataques contra los niveles de vida de la población, que serían puestos en práctica con fin de financiar esta nueva y también ruinosa guerra en beneficio de Israel.