Unos 45.000 desplazados sirios han retornado de forma voluntaria al país procedentes del campamento de al-Zaatari, en Jordania, debido a las malas condiciones que padecían allí, destaca hoy aquí la prensa nacional.

Unos 45.000 desplazados sirios han retornado de forma voluntaria al país procedentes del campamento de al-Zaatari, en Jordania, debido a las malas condiciones que padecían allí, destaca hoy aquí la prensa nacional.

Periódicos, cadenas de televisión y la agencia de noticias SANA se hacen eco de las declaraciones del coronel Zaher Abu Shehab, director de ese campo de refugiados, quien confirmó la víspera que entre 300 y 400 desplazados piden a diario volver a esta nación mesoriental.

Solo el pasado día 19, unos cinco mil sirios arribaron a la sureña provincia de Daraa procedentes de aquel lugar, destacaron las fuentes.

El campamento de Al-Zaatari, ubicado en pleno desierto a 85 kilómetros al noreste de Ammán, la capital jordana, acoge en la actualidad a más de 80 mil refugiados sirios que huyeron de la crisis de violencia y de los ataques contra sus viviendas y poblados por parte de las bandas mercenarias respaldadas por gobiernos de Occidente y regionales.

Días atrás, medios de prensa locales revelaron que la mayoría de estas personas regresaron a través de cruces ilegales debido a que las autoridades jordanas retuvieron sus documentos de identidad.

No obstante, directivos de los órganos de seguridad prometieron que pronto les expedirán nuevas cédulas.

Muchos de los que retornaron aseguraron que las autoridades jordanas les intentan impedir el regreso a su patria por resultar una fuente de enriquecimiento, pues confiscan más del 70 por ciento de las ayudas de socorro enviadas por organismos de Naciones Unidas para los refugiados.

En este sentido, revelaron que varios de los gendarmes obligan a cualquier persona que quiere abandonar el campamento a pagar 200 dólares para poder efectuar su salida.

Además denunciaron las pésimas condiciones de vida, a las cuales calificaron de miserables, al igual que de inhumano el trato que ofrecen a los residentes del campamento.

Semanas atrás, la Policía que custodia el campamento de refugiados lanzó gas lacrimógeno contra sirios que protestaban por las condiciones calamitosas y escasez de alimentos y servicios básicos, lo cual ocasionó lesiones a cinco de ellos, quienes sufrieron desmayos por la inhalación de los gases.