EEUU ha aplaudido la decisión de la Unión Europea de levantar su embargo de armas a los terroristas en Siria.
EEUU ha aplaudido la decisión de la Unión Europea de levantar su embargo de armas a los terroristas en Siria, pero ha mostrado poca disposición a armar a una rebelión integrada por los así denominados “moderados” y por “radicales”, conceptos éstos que se diluyen sobre el terreno donde ambos grupos combaten juntos, colaboran estrechamente y comparten posturas abiertamente sectarias. Además, EEUU tampoco desea, según los expertos, verse implicado en una “guerra a través de terceros contra Rusia e Irán”.
El presidente Obama se halla bajo presión de los congresistas republicanos e incluso de algunos responsables de su administración para que envíe armas a la oposición siria, pero él se mantiene en su posición de enviar sólo una “ayuda no letal”.
“En el fondo, EEUU no tiene apetito por una intervención en Siria,” dijo a AFP Aram Nerguizian, analista del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) en Washington. Esta intervención es también rechazada por una gran mayoría de la opinión pública estadounidense, que no quiere implicarse en otro conflicto en la zona después de las fracasadas guerras de Iraq y Afganistán.
La Administración estadounidense teme además el gran riesgo que supondría la entrega de armas a los rebeldes. Ella duda que los equipos militares, como los misiles antiaéreos portátiles Stinger, no caigan en “malas manos”, es decir en las manos del Frente al Nusra, ligado a Al Qaida, que se halla en la primera línea de la lucha contra Damasco. Tales armas podrían, en ese caso, ser utilizadas en atentados terroristas en EEUU o Europa.
El antiguo embajador estadounidense en Iraq, Ryan Crocker, ha advertido esta semana en la Universidad de Stanford (California) que su país “no dispone de suficiente información sobre la fraccionada oposición siria como para intervenir y armarla”.
El precedente afgano
EEUU coopera, sin embargo, desde hace meses con el Ejército Sirio Libre y más concretamente con el así llamado Consejo Militar Supremo y su jefe, el general Salem Idriss, que ha pedido que EEUU realice bombardeos contra el Ejército sirio y Hezbolá.
Sin embargo, “incluso si damos armas al general Idriss, ¿cómo impedir que ellas pasen al Frente al Nusra?”, se preguntó Nerguizian, que trazó paralelismos históricos con “el Líbano durante la guerra civil, Libia e Iraq”.
Por su parte, Salman Sheij, director del Centro Brookings en Doha, cree también que “el precedente de Afganistán es muy instructivo”, ya que los estadounidenses han debido después de luchar contra Al Qaida, que fue armada y financiada por ellos mismos en sus inicios durante la década de 1980, cuando estos combatientes luchaban contra la Unión Soviética.
Por otro lado, los extremistas están cobrando cada vez más fuerza e influencia dentro del conjunto de los militantes sirios y “no podemos jugar este juego con Al Qaida, con los militantes extremistas que van a desestabilizar toda la región,” advirtió Nerguizian.
Aunque la oposición esté atravesando dificultades sobre el terreno -el Ejército sirio apoyado por el grupo libanés shií Hezbolá, aliado de Teherán se dispone a tomar la ciudad estratégica de Al Qussair- Washington ha mostrado sus reticencias a ir más allá, señalan analistas y diplomáticos.
“Si EEUU proporciona armas letales, estará implicado en una guerra a través de terceros, en particular contra los rusos, los cuales, como los iraníes, son firmes defensores del gobierno de Damasco, señala Sheij. Sin embargo, Washington ha advertido a Moscú en contra de las entregas de misiles antiaéreos S-300 al gobierno del presidente Bashar al Assad.
Nerguizian se muestra de acuerdo. “Si la diplomacia fracasa, EEUU podría comenzar a armar a ciertas facciones de militantes sirios, pero entonces esto se convertiría en una guerra a través de terceros contra Rusia e Irán, que podría durar años. Eso supondría un auténtico riesgo,” advirtió.