Gran Bretaña no tiene ningún medio de impedir que las armas británicas caigan en las manos de los terroristas de Al Qaida si decide armar a los militantes sirios, ha prevenido Boris Johnson.
Gran Bretaña no tiene ningún medio de impedir que las armas británicas caigan en las manos de los terroristas de Al Qaida si decide armar a los militantes sirios, ha prevenido Boris Johnson, alcalde de Londres y una de las figuras más destacadas del Partido Conservador británico. Johnson se ha convertido ahora en la cabeza de una creciente oposición contra toda tentativa de David Cameron de armar a los rebeldes, estimando que Gran Bretaña no puede poner fin al conflicto “poniendo armas en las manos de locos”.
En una carta publicada en el Daily Telegraph, Johnson describe un incidente en Alepo donde un muchacho de 15 años fue secuestrado, apaleado y luego ejecutado sumariamente por los rebeldes por una broma que aquellos calificaron de “blasfema”. “Chalados, matones odiosos y rencorosos, arrogantes, embriagados por la ilusión patética del poder que procede de los fusiles, envenenados por una perversión de la religión que conlleva un desprecio hacia todas las normas de comportamiento civilizado”, escribió Johnson. “Ellos no combaten por la libertad, sino por un estado religioso aterrador donde ellos tendrían la última palabra... No es el momento de enviar más armas. Es el momento de que se detenga la locura. No podemos utilizar Siria como una arena geopolítica para obtener puntos o realizar demostraciones de fuerza, y no podemos conseguir un cese el fuego apoyándonos en las armas situadas en las manos de locos”.
Las palabras de Johnson han tenido eco también en el antiguo jefe el Partido Liberal-Demócrata, que ha dicho que armar a los rebeldes sería “un acto de locura muy considerable”, que podría llevar a Gran Bretaña a inmiscuirse en un conflicto sectario entre musulmanes sunníes y shiíes.
El arzobispo de York, John Sentamu, ha calificado asimismo la idea de armar a los rebeldes sirios de “muy, muy estúpida”.