Miles de egipcios se han manifestado el viernes, unos para apoyar al presidente Mohammed Mursi y otros para reclamar su dimisión.
Miles de egipcios se han manifestado el viernes, unos para apoyar al presidente Mohammed Mursi y otros para reclamar su dimisión, lo cual muestra las crecientes tensiones en Egipto, donde algunos hablan ya de un clima de tensión próximo a un conflicto civil.
El balance de los enfrentamientos entre seguidores y detractores del presidente Mursi se eleva ya a cuatro en la zona del Delta del Nilo, en el norte del país, informaron el viernes los servicios médicos y un responsable de los servicios de seguridad. Otras 237 personas habrían resultado heridos.
Los Hermanos Musulmanes han afirmado que al menos tres víctimas eran miembros de la cofradía.
La sede del Partido de la Libertad y la Justicia (PLJ), la rama política de los Hermanos Musulmanes a los que Mursi pertenece, ha sido incendiada en Alejandría, la segunda ciudad del país. Lo mismo sucedió en Aga, en la provincia de Daqahliya.
En la Plaza de Tahrir, en el centro de El Cairo, y en otros barrios de la capital, miles de manifestantes anti-Mursi que llevaban banderas egipcias gritaron eslóganes para pedir la dimisión del presidente.
Manifestaciones contra el presidente se produjeron igualmente en el Delta del Nilo (norte), en Port Said, junto al canal de Suez, y en Alejandría (norte), donde los dos campos chocaron y causaron al menos 10 heridos, según un responsable de la seguridad.
Egipto está en la actualidad profundamente dividido entre los partidarios de Mursi, que estiman que él ha depurado las instituciones después de décadas de corrupción, y sus detractores que le acusan de concentrar el poder entre las manos de los Hermanos Musulmanes.
El domingo, fecha del primer aniversario de la investidura de Mursi, la oposición ha convocado protestas masivas para pedir unas elecciones presidenciales anticipadas, incluyendo una marcha hacia el Palacio Presidencial en la capital.
En previsión de estas movilizaciones, muchas empresas han anunciado que ellas estarán cerradas el domingo, que marca el inicio de la semana laboral en Egipto.
En El Cairo, muchos retiraron dinero de los bancos y almacenaron víveres mientras que largas colas se formaron delante de las gasolineras, donde hacía falta esperar varias horas antes de llenar el depósito.
En este contexto, el ministro de Defensa, Abdel Fattah al Sissi, advirtió hace varios días que los militares intervendrían en el caso de que se produzcan actos de violencia durante las protestas.
La legitimidad del presidente Mursi, que entró en funciones el 30 de Junio de 2012, está en el núcleo de las tensiones entre sus partidarios y los opositores movilizados por el movimiento popular Tamarrud (rebelión en árabe).
Creado en abril para reclamar la salida del presidente Mursi del poder, Tamarrud afirma que ha reunido 15 millones de firmas pidiendo unas elecciones presidenciales anticipadas.
Los detractores de Mursi le acusan de no haber atentido a las reivindicaciones democráticas que desencadenaron la revolución de 2011 contra Mubarak y no resolver una situación económica que empeora y está caracterizada por el paro y la inflación constantes.
Los partidarios de Mursi sostienen que el presidente ha sido elegido democráticamente y afirman que las dificultades económicas y las tensiones religiosas afectaban ya a Egipto antes de su llegada al poder.