Sayyed Nasralá y Bashar al Assad han reafirmado en sendos mensaje la fuerza del eje de la ressitencia.
Gracias a las fuerzas de la OTAN, el régimen sionista prosigue sus operaciones de vigilancia con ayuda de aparatos sofisticados.
En estos dos últimos años, estas operaciones han ido dirigidas particularmente a los desplazamientos del presidente sirio, Bashar al Assad, y a los del secretario general de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasralá.
Las informaciones de seguridad revelan que no sólo las armas que preocupan a Israel están ya en manos de Hezbolá, sino que otras distintas incluso más poderosas lo estarían también y que ellas podrían infligirle fuertes pérdidas a Israel si osa lanzar una nueva agresión contra el Líbano.
Hezbolá, de la defensiva a la ofensiva
En medios de decisión sirios en Damasco a menudo se dice: “Nosotros responderemos con virulencia a Israel si éste nos agrede de nuevo... Israel no soportaría que misiles cayeran en sus objetivos ni que sus actividades económicas en varias regiones se vieran destruidas o interrumpidas ni la destrucción de su infraestructura”.
Sayyed Nasralá es perfectamente consciente de que está en el punto de mira de Israel, desde que él lograra más de una victoria sobre su ejército. Él ha advertido a Israel que si ataca el Líbano otra vez, la tierra se inflamará debajo de los pies de los soldados sionistas.
No es por casualidad que Sayyed Nasralá haya mencionado la especificidad shií en su último discurso, a riesgo de que esto pudiera molestar a algunos de sus partidarios, habituados al hecho de que él es una gran figura popular árabe y no sólo de los shiíes. Sin embargo, sus declaraciones revisten una importancia primordial desde el punto de vista del análisis común irano-sirio-Hezbolá.
Sayyed Nasralá hizo estas declaraciones mientras que los norteamericanos se pasean por la región para intentar impulsar de nuevo las conversaciones entre palestinos e israelíes. Ellos buscan también aprovechar la crisis de Egipto para destruir los túneles de Gaza y asediar a Hamas. Ellos eran conscientes de que este último estaba a punto de perder el peso militar y político que había obtenido gracias a la ayuda de Irán, Siria y Hezbolá. Sin embargo, ellos se sorprendieron al ver que Teherán había reabierto sus puertas a algunos de los dirigentes de Hamas con el fin de preservar la Resistencia.
En el Dia Mundial de Al Quds, Sayyed Nasralá dijo en un discurso que ningún arreglo podía tener lugar en Oriente Medio sin pasar por los shiíes, es decir por el eje de la Resistencia.
Las declaraciones dejaron claro que todas las tentativas de fomentar las tensiones confesionales entre shiíes y sunníes no cambiarán la postura de la Resistencia hacia Palestina. El secretario general de Hezbolá se dirigió en tales términos a los estadounidenses y a su base avanzada en la región, Israel, cuyos medios rivalizaron entre ellos para transmitir la ceremonia sin ocultar su inquietud,
Sayyed Nasralá hizo su aparición en un día altamente simbólico, el Día Mundial de Al Quds, establecido por el Imam Jomeini en el último viernes de Ramadán de cada año. El discurso dejó claro que había que dejar de lado los sectarismos estrechos, las cizañas y las cicaterías locales para centrarse en Palestina.
Assad también
Por su parte, el presidente sirio, Bashar al Assad, aprovechó la conmemoración del Día del Ejército sirio para hacer su aparición en una zona sensible y peligrosa, la de Daraya, que ha sido desde hace tiempo escenario de combates de una extrema violencia y que había sido el punto de lanzamiento de ataques con morteros contra la ciudad de Damasco.
Durante mucho tiempo, esta zona fue impenetrable, como sucedió con Jalidiyé, en Homs. Sin embargo, el Ejército sirio ha logrado controlar las dos zonas y prosigue su avance.
No se puede asegurar que Daraya sea un lugar seguro al ciento por ciento, pero hacía falta pasar un mensaje en el día de la fiesta del Ejército sirio. El mensaje de Siria es que la opción militar continúa y ella está logrando éxitos importantes.
El otro mensaje señala que todo compromiso, en Ginebra u otro lugar, debe ser tomado en consideración, pero que el futuro dependerá de las operaciones militares y que la victoria evocada por Assad será conseguida por el Ejército.
En los planos regional e internacional, el mensaje era que el derrocamiento del gobierno sirio es imposible teniendo en cuenta el apoyo de Hezbolá e Irán, pero también gracias al escudo diplomático, militar y político que le proporciona Rusia.
Y Rohani
Coincidiendo con la aparición de Nasralá y Assad, se produjeron también unas declaraciones del presidente iraní, Sheij Hassan Rohani, con respecto a la región y a Siria. Estas declaraciones dejaron claro que la voluntad de apertura de Rohani no es un impedimento para que Irán mantenga su posición política y militar en la zona y también en lo referente a la cuestión de Siria.
Esto permite comprender la irritación israelí que se manifiesta en las declaraciones de Benyamin Netanyahu contra Irán y Rohani, especialmente teniendo en cuenta que la postura de este último a favor del diálogo ha dado lugar a una respuesta estadounidense, lo que permite creer que es posible una mejora de relaciones entre ambos países aunque a un ritmo muy lento.
Todo esto explica quizás la certidumbre de Nasralá y Assad en que su eje con Irán y Rusia, que pasa también por China, ha comenzado a ganar terreno, Ambos lo han dejado claro últimamente a sus visitantes.
Entretanto, el jefe de los servicios de inteligencia saudíes, príncipe Bandar bin Sultan, ha visitado Moscú en un momento en el que se multiplican las declaraciones de la oposición siria en las que critica a los países occidentales por no responder a sus demandas.
Sin embargo, se impone la prudencia por parte de Sayyed Nasralá, de Assad y de sus aliados porque lo que queda de verano comporta aún, y más que nunca, riesgos militares considerables.