¿Qué pasó realmente en la noche del martes al miércoles en la frontera palestino-libanesa cuando cuatro soldados israelíes resultaron heridos después de haberse infiltrado en una región libanesa fronteriza?
¿Qué pasó realmente en la noche del martes al miércoles en la frontera palestino-libanesa cuando cuatro soldados israelíes (según las afirmaciones israelíes) resultaron heridos (según la misma versión) después de haberse infiltrado en una región libanesa fronteriza?
La pregunta vale la pena, especialmente después de que las autoridades israelíes se hayan empeñado en camuflar todo el incidente.
Las autoridades israelíes han hecho circular la versión de una mina que quedaba de la guerra de 2006, pero ella no se tiene en pie porque no era la primera vez que los israelíes circulaban por ese camino. La mina habría debido de explotar entonces la primera vez que lo hicieron.
Según señala el periódico libanés Al Akhbar, hubo dos explosiones sucesivas en un intervalo de 20 segundos. Ellas fueron provocadas por dos pequeños artefactos explosivos unidos por un cable a cuatro recipientes llenos de bolas de plomo.
Los israelíes intentaron camuflar el incidente: los equipos de socorro y evacuación israelíes que intervinieron tardaron cuatro horas y media para eliminar todos los rastros visibles de las explosiones.
Cuando los equipos militares libaneses e internacionales llegaron al lugar constataron que el círculo de devastación de las dos explosiones era del orden de 30 metros, lo cual fue suficiente para alcanzar a todo lo que se moviera. Los trazos de las bolas de plomo eran bien visibles en los árboles y fueron hallados rastros de sangre en las piedras.
Las autoridades israelíes han impuesto una censura severa a los equipos médicos encargados de cuidar a los militares afectados. Incluso los medios, los militares y los alcaldes se han visto afectados por la prohibición de dar detalles suplementarios, lo cual ha levantado más dudas sobre la versión israelí oficial.
Sólo el primer ministro y el ministro de Defensa han sido autorizados a hablar y han afirmado que se trató de “una misión para proteger las fronteras”.
“Esto quiere decir que el enemigo ha cometido la estupidez de violar la frontera libanesa para ir a caer en una emboscada que la resistencia le tendió,” dijo el redactor del periódico, Ibrahim al Amin. “Parece que la unidad israelí cayó en una emboscada y la cuestión que se plantea es saber hasta qué punto Hezbolá estaba al corriente de su presencia,” señaló.
Dado que los militares pertenecían a la unidad de élite del Ejército israelí (una de las raras informaciones que los medios han podido difundir) la pregunta que se planea es sobre la razón de que fuera escogida la región citada, donde penetraron los soldados. Labbuné, situada en las proximidades de la localidad de Alma-Shaab, es una de las dos regiones fronterizas más vigiladas por los israelíes. La unidad israelí escogió transitar por una ruta tortuosa para no ser detectada por el Ejército libanés ni por la fuerza de la UNIFIL, que dispone de un punto de observación allí.
Quizás la versión de la resistencia, que no debería tardar (quizás con ocasión del próximo discurso de Sayyed Nasralá previsto para el próximo 14 de agosto), suponga el desmentido total de la versión israelí, expresada por el jefe del Estado Mayor, Benny Gantz, el cual afirmó que la Resistencia libanesa había quedado apartada del conflicto con Israel y de la vigilancia de las fronteras en razón de su implicación en Siria.
Sin embargo, la conclusión incuestionable de esta operación es que la Resistencia ha dado prueba de que está siempre en guardia. Ella ha extendido su campo de batalla para abarcar todas las amenazas que pesan sobre ella, pero su brújula no ha cambiado de dirección.