Los Hermanos Musulmanes continúan sumergidos en sus propias contradicciones y buscan un chivo expiatorio para explicar sus errores, y éste último es, una vez más, Irán.
Los Hermanos Musulmanes continúan sumergidos en sus propias contradicciones y buscan un chivo expiatorio para explicar sus errores, y éste último es, una vez más, Irán.
A pesar de que la República Islámica de Irán haya multiplicado las señales de buena voluntad y de apertura hacia El Cairo a lo largo de la presidencia de Mursi, la organización insiste en que Irán es uno de los actores que provocó la partida del presidente.
Ciertamente, los Hermanos Musulmanes se encuentran todavía en estado de shock ante el golpe militar, las protestas populares en su contra y la salida forzada de su presidente, pero este shock parece no haberles empujado hacia un examen autocrítico, sino a intensos delirios.
La publicación Al Monitor acaba de dar a conocer el primer documento de una serie titulada “Análisis interno”. El texto menciona a Irán al lado de Israel y los regímenes del Golfo Pérsico como uno de los arquitectos de la caída de Mursi. Ésta es al menos la opinión de Mohammed Ahmad Rashid, uno de los dirigentes de los Hermanos, de 75 años, que ha redactado el texto. De origen iraquí, él es conocido por ser uno de los principales teóricos de la cofradía.
Los Hermanos le otorgan tanto respeto como a Sheij Yusuf Qaradawi, su jefe espiritual. Él se posee visiblemente tanto prestigio como Badie, el guía supremo del movimiento.
En un documento de 37 páginas, dividido en tres partes, Rashid identifica “a las partes implicadas en el golpe de estado” antes de calificar este último de “prueba histórica” que “deberá ser superada”. “El golpe contra Mursi ha sido con mucho uno de los peores golpes de estado modernos. Sin embargo, puede marcar el surgimiento de la umma bajo una bandera unida y bajo el liderazgo de un guía sabio”.
Más tarde, Rashid comienza por arreglar cuentas con “cada uno de los estados golpistas”. En primer lugar, cita a EEUU, uno de los aliados de los Hermanos Musulmanes durante mucho tiempo y al que estos últimos continúan enviando peticiones de ayuda. Rashid acusa a los norteamericanos de querer detener la extensión del islamismo y de haber empujado al Ejército egipcio a enfrentarse con los Hermanos Musulmanes.
Israel, al cual el presidente Mursi calificó en una ocasión de “querido amigo”, es colocado al mismo nivel que los regímenes árabes del Golfo Pérsico, particularmente Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, “principales sostenedores financieros de los golpistas que derribaron a Mursi”.
Más tarde, el texto incluye una referencia a Irán afirmando que la República Islámica “ha sido también una de las manos que ha movido desde la sombra los hilos de los golpistas”.
Rashid acusa a Irán de haber incitado “a los shiíes egipcios contra Mursi al que reprocha su oposición a Assad”. También afirma que Irán habría provocado la caída de Mursi porque este último “impedía la influencia iraní en Egipto”.
El texto contiene una afirmación igualmente absurda de que “Irán había propuesto enviar a cinco millones de turistas y peregrinos shiíes iraníes y árabes y multiplicar los intercambios turísticos” con el fin de “hacer proselitismo shií”, haciéndose así eco de algunas afirmaciones similares de los salafistas. Así que Irán, según Rashid, habría conspirado contra Mursi por no haber aceptado esa propuesta.
Para Rashid el hecho de reunir bajo la misma bandera a Irán, Arabia Saudí, EEUU e Israel no supone ningún problema, pero nadie con un conocimiento mínimo puede aceptar tales argumentos infantiles que no tienen en cuenta ni las realidades estratégicas ni los errores de Mursi que provocaron su propia caída.
La propuesta de los turistas iraníes en Egipto fue realizada, en realidad, por el propio ministro de Turismo egipcio, que veía como la industria turística del país se hundía tras la revolución contra Mubarak, especialmente por la falta de turistas occidentales y árabes. Él buscaba desesperadamente nuevos clientes en otras partes del mundo y uno de los sitios que él propuso como fuente de nuevos visitantes fue precisamente Irán.
Mursi, sin embargo, cometió un error en sus últimos días en el poder al optar por el sectarismo y apoyar la matanza de cuatro dignatarios shiíes por los salafistas. Él hizo también llamamientos en favor del envío de combatientes egipcios a luchar en Siria contra el gobierno de Assad y llamó a Irán “estado rafida”, utilizando un término despectivo con el que los extremistas salafistas se refieren a los shiíes. Esta deriva hacia el sectarismo de Mursi fue otro más de los que contribuyeron a que el descontento de millones de egipcios contra su gestión se incrementara.