Durante la Guerra de Julio de 2006, Siria apoyó a la Resistencia libanesa contra la barbarie israelí y rechazó todas las presiones occidentales para que dejara de hacerlo.
El 12 de Julio de 2006 marcó el inicio de una guerra internacional contra Hezbolá y todo el Eje de la Resistencia que también incluye a Irán, Siria y las facciones de la Resistencia palestina. Todos ellos, en su conjunto, hacen frente a un complot regional e internacional promovido por Israel y EEUU y sus aliados en la región. De este modo, Siria se consideró atacada directamente por Israel durante la agresión de la entidad sionista contra el Líbano y decidió que Hezbolá era un socio pleno en la lucha contra la agresión global.
Siria se ha opuesto con fuerza al proyecto sionista en Oriente Medio y ha respaldado a la Resistencia árabe desde hace décadas, así que su apoyo a Hezbolá no es reciente. Durante la Guerra de Julio de 2006, Siria apoyó a la Resistencia libanesa contra la barbarie israelí y rechazó todas las presiones occidentales para que dejara de hacerlo.
Desde el principio de la guerra, EEUU y los estados de la Unión Europea y sus aliados pidieron a Siria que abandonara a Hezbolá, bloqueara la frontera sirio-libanesa y dejara de suministrar armas a la resistencia.
El instructor académico y experto estratega general Amin Hotait manifestó que EEUU, los estados de la UE y las organizaciones internacionales pro-estadounidenses explotaron las acciones del Tribunal Especial para el Líbano en aquel tiempo para provocar al gobierno sirio e imponer sanciones económicas y un asedio político contra Damasco con el fin de presionar a Siria.
En este contexto, los bancos y líneas aéreas sirias fueron boicoteados. Centenares de medios lanzaron una campaña internacional de propaganda contra Siria y Hezbolá. Además, el Congreso de EEUU empezó a debatir el Acta de Responsabilidad de Siria y lanzó acusaciones en la arena política internacional contra el gobierno sirio en temas como las minorías religiosas y los derechos humanos. Siria respondió ante tales presiones reafirmando su principio de apoyar a Hezbolá y a otras facciones de la Resistencia árabe contra el enemigo israelí. En otras palabras, el lado sirio continuó proporcionando a Hezbolá armas que cambiarían la situación en el campo de batalla y creó un escudo político que protegía a la Resistencia”.
Siria también jugó un papel influyente al denunciar la postura de algunos países árabes que apoyaron la agresión israelí contra el Líbano y acusaron a Hezbolá de “aventurerismo”. El presidente sirio, Bashar al Assad, menospreció a los líderes árabes describiéndolos como “cobardes”.
El general Hotait clarificó que el apoyo político sirio ayudó moralmente a los combatientes libaneses en el campo de batalla para que no se sintieran asediados. “Aquí reside la importancia de la postura política de Siria durante la Guerra de Julio con respecto a Hezbolá y sus combatientes”.
Este apoyo moral se vio complementado por un apoyo militar directo. Siria suministró a Hezbolá armas sofisticadas y su territorio fue el origen o un lugar de paso para tales armas. De este modo, misiles tierra-tierra, tierra-mar y anti-tanque así como otros equipos militares fueron entregados a Hezbolá.
“Siria es un gran problema para los norteamericanos y los israelíes porque es un apoyo real para la Resistencia y especialmente a nivel militar. Siria no fue sólo un lugar de paso para la Resistencia, sino también un apoyo real a la misma. Así por ejemplo, los misiles más importantes que cayeron sobre Haifa y el centro de Israel fueron fabricados en Siria”, dijo Sayyed Nasralá en un discurso que conmemoraba el sexto aniversario de la victoria de Julio de 2006.
“Las más importantes armas con las que luchamos durante la Guerra de Julio provenían de Siria”, dijo Su Eminencia.
“Ésta es Siria, la Siria de Bashar al Assad y la de los líderes mártires Assef Shaukat, Daud Rayiha y Hassan Turkmani”, añadió Sayyed Nasralá, calificando a estos oficiales, que fueron víctimas de un atentado terrorista en Damasco en 2012, como “camaradas de armas”.
Comentando el papel estratégico de los oficiales mártires sirios, el experto estratega general Elías Hanna consideró que la coordinación militar entre Hezbolá y el Ejército sirio precisa de tales grandes figuras para formar una estructura militar que asegure temas como el intercambio de datos, las maniobras, la financiación, el entrenamiento, la coordinación en los asuntos de seguridad y el apoyo mutuo.
Siria ayudó también indirectamente a Hezbolá en el campo de batalla a través de la plena disposición del Ejército sirio durante la guerra a hacer frente a cualquier escalada militar israelí. El presidente sirio, Bashar al Assad, ofreció a Hezbolá una intervención directa para repeler a los israelíes. Siria amenazó también con intervenir militarmente para abortar cualquier agresión israelí contra su propio territorio. Esto llevó a frenar la arrogancia israelí, impidió el aislamiento de la Resistencia y protegió su profundidad en el territorio sirio.
El general Elias Hanna señaló que Siria ve cualquier invasión israelí del Líbano como una amenaza a su seguridad nacional. Eso explica su clara amenaza de intervenir directamente en la guerra.
“La batalla de Ain Zhalta después de la invasión israelí de 1982 reflejó una seria posición siria hacia cualquier operación militar israelí contra su frontera con el Líbano debido a la posición estratégica de esta última con respecto a la capital siria,” explicó.
Siria hizo frente además a la amenaza de un intervención militar directa cuando el presidente estadounidense, George W. Bush, hizo un llamamiento al gobierno israelí para que atacara Siria durante la guerra. El general Amin Hotait afirma que Bush intentaba destruir al ejército sirio porque era el único ejército árabe que quedaba con una capacidad de crear un peligro para la entidad sionista.
“El Ejército egipcio quedó desactivado después del acuerdo de Camp David. El ejército iraquí fue destruido en 2003 cuando los estadounidenses invadieron Iraq y el ejército libanés es débil y sufre una escasez de municiones, así que el Ejército sirio fue convertido en un blanco por los norteamericanos. Sin embargo, la disposición del Ejército sirio a abortar cualquier paso demencial dado por los israelíes así como la firmeza de Hezbolá impidieron este hecho”, añadió el general Amin Hotait.
Hotait explicó que el credo militar sionista está basado en el concepto de ganancias progresivas: si el Ejército israelí no se ve bloqueado, se mueve para alcanzar tantas ganancias como sea posible.
“En 1982, el plan sionista fue el alcanzar el Río Awali para expulsar a la resistencia palestina del sur del Líbano al cabo de 10 días. Sin embargo, cuando el Ejército israelí terminó su misión al cabo de tres días, se movió hacia Beirut y expulsó a la resistencia palestina de allí y cometió horribles masacres en la capital libanesa”.
El apoyo de Siria a Hezbolá se vio ejemplificado también en los niveles social y humanitario, ya que ese país recibió a unos 250.000 desplazados libaneses durante la guerra y les proporcionó todo tipo de ayuda para sus necesidades básicas. La solidaridad siria alivió así la carga de los refugiados que pesó sobre el Líbano en ese tiempo.
Se trató de una completa asociación que contribuyó a la Divina Victoria en la guerra de 2006.
Mohamed Salami