EEUU ha cancelado la participación estadounidense en las maniobras Bright Star en lo que supone una fuerte muestra de reprobación al gobierno egipcio por la reciente ola de violencia en el país.
EEUU ha cancelado la participación estadounidense en las maniobras Bright Star en lo que supone una fuerte muestra de reprobación al gobierno egipcio por la reciente ola de violencia en el país, dijo el secretario de prensa del Pentágono, George Little, el jueves.
A pesar de la cancelación, el secretario de Defensa de EEUU, Chuck Hagel, dijo al ministro de Defensa egipcio y jefe del Ejército, teniente general Abdelfattah al Sissi, que el Ejército de EEUU mantendrá su relación con el de Egipto.
“Sin embargo, le dejé claro que la violencia (en Egipto) y los pasos inadecuados dados hacia la reconciliación están poniendo elementos importantes de nuestra antigua cooperación en materia de defensa en peligro,” señaló Hagel en una declaración.
“Nosotros alentamos con fuerza al gobierno de Egipto a que tome medidas apropiadas para moverse hacia una transición política con un espíritu de inclusión, respetar la libertad de reunión, adoptar pasos para frenar la violencia y ejercitar la autocontención”, señaló.
En otra declaración, el presidente Barack Obama condenó el jueves las últimas medidas del gobierno egipcio y pidió el levantamiento del estado de emergencia y que se respete el derecho a la protesta pacífica. Él dijo que la ayuda militar estadounidense continuará, pero será sometida a revisión.
Según el sitio israelí debka.com, tras la masacre del miércoles en El Cairo, Obama llamó a Sissi, pero éste no quiso ponerse al teléfono. Responsables egipcios que recibieron la llamada informaron cortésmente a sus interlocutores norteamericanos que ellos tenían que dirigirse al presidente interno, Adly Mansur. La Casa Blanca, sin embargo, declinó hacerlo.
Fuentes de inteligencia han afirmado que mientras Obama intentaba hablar con Sissi, éste estaba hablando al teléfono con el príncipe Bandar bin Sultan, jefe de la inteligencia saudí. Arabia Saudí, junto con los Emiratos Árabes Unidos, se ha convertido en uno de los principales apoyos del nuevo gobierno egipcio surgido tras el derrocamiento de Mursi.
Esto muestra que Sissi no quiere una interferencia estadounidense en sus planes dirigidos a garantizar un fuerte papel para el Ejército, y para él mismo, en la vida política de Egipto y para expulsar a los Hermanos Musulmanes de la misma.