las autoridades sirias iniciaron las denuncias sobre el significativo porcentaje de combatientes extranjeros que son alentados a venir a esta nación levantina para derrocar al gobierno del presidente Bashar al-Assad.
El preponderante papel que alcanzan día a día los mercenarios dentro del conflicto que sacude a Siria desde hace 29 meses, desmiente los esfuerzos de quienes insisten en calificarlos como rebeldes e integrantes de una supuesta oposición armada.
Casi desde el inicio de las hostilidades en marzo de 2011, las autoridades sirias iniciaron las denuncias sobre el significativo porcentaje de combatientes extranjeros que eran alentados a venir a esta nación levantina para derrocar al gobierno del presidente Bashar al-Assad.
De igual forma, Damasco criticó el abanderado papel de administraciones como Catar, Arabia Saudita, Turquía y Estados Unidos, entre otras, en el armamento, financiamiento, entrenamiento y cobertura mediática a dichos grupos.
Durante este periodo la red terrorista Al Qaida y su presunta filial aquí, el Frente al-Nusra, ganaron preponderancia hasta convertirse en la formación más organizada y mejor equipada de las huestes de irregulares, lo que les ha permitido controlar considerables áreas del territorio nacional.
En dichos lugares, los extremistas imponen la sharia o ley islámica a punta de espada, dada su voluntad de fundar un califato que sustituya al Estado laico sirio.
Durante las últimas semanas, los radicales han sido responsabilizados de la masacre de centenares de civiles inocentes, entre ellos niños, mujeres y ancianos, así como de asesinatos de integrantes de minorías confesionales como alauitas, drusos, cristianos, al igual que de nacionales kurdos.
Según Damasco, en el país combaten mercenarios de unas 40 nacionalidades, sobre todo de la región de Medio Oriente, aunque también de lugares tan distantes como Australia, España y Reino Unido.
En este sentido, el diario londinense The Times reveló el lunes que 10 mil extranjeros luchan en Siria afiliados a los grupos opositores armados, de los cuales 150 poseen ciudadanía británica.
El rotativo citó a fuentes de inteligencia estadounidenses que destacan la presencia de miles de europeos en los combates contra el Ejército Árabe Sirio, además de referirse al incremento en la afluencia de los yihadistas durante los últimos dos o tres meses.
Durante su estancia en Tel Aviv la semana pasada, el presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor de Estados Unidos, general Martin Dempsey, reconoció la infiltración y control de al-Qaida y del Frente al-Nusra en la llamada oposición siria.
Otros altos cargos militares y políticos norteamericanos catalogan la presencia del elevado número significativo de yihadistas en Siria como el mayor desafío que enfrentan Washington y sus aliados en el mundo.
Expertos explican que una caída del gobierno sirio y la desaparición del Estado convertirían a la nación árabe en un terreno fértil para la expansión del terrorismo mundial y su rápida llegada a naciones europeas.
Otra publicación británica, The Guardian, consideró días atrás que la crisis en Siria reveló la hipocresía de las potencias occidentales, las cuales a su juicio no se atreven a decir la verdad de cuanto ocurre en la nación mesoriental por temor a contrariar a sus aliados de Arabia Saudí y Qatar.
Asimismo criticó a la Casa Blanca por avalar el envío de equipamiento bélico a los irregulares bajo el argumento de buscar un "equilibrio" en las operaciones sobre el terreno.
Luis Brizuela Brínguez