Desde la ruptura entre los dos hermanos palestinos en 2007 -año, los dirigentes israelíes han hecho todo lo posible para impedir la unidad con la ayuda inestimable del régimen derrocado de Hosni Mubarak.
Desde la ruptura entre los dos hermanos palestinos en 2007 -año en el cual Fatah fue expulsado de Gaza-, los dirigentes israelíes han hecho todo lo posible para impedir la unidad con la ayuda inestimable del régimen derrocado de Hosni Mubarak.
El pasado martes, ante el abrazo entre Musa Abu Marzuk, de Hamas, y Azzam al Ahmad, de Fatah, ellos fueron cogidos por sorpresa. Era algo que sus servicios de inteligencia no habían previsto.
El acuerdo es tanto más grave para Israel por cuanto ha sido logrado gracias a la mediación de la nueva administración egipcia, sin mencionar ya la decisión de esta última de abrir el punto de cruce de Rafah. Esto ha exacerbado la inquietud israelí acerca de un posible cambio de rumbo de la política egipcia.
El Cairo ha precisado que este acuerdo debería ser una primera etapa, que habría de quedar culminada por una conferencia internacional, sin pasar por encuentros bilaterales que no han logrado nada.
Lo que constituye para Tel Aviv un cambio en las reglas de juego tiene lugar en un momento crucial en el que la Autoridad Palestina está buscando un reconocimiento internacional del estado palestino. Ella ha obtenido ya el mismo por parte de seis países latinoamericanos y algunos estados europeos parecen querer seguir este camino.
Contrariamente a las apariencias que ofrecen los políticos israelíes, que parecen mantener opiniones encontradas en torno al tema palestino, ellos obran en realidad de forma concertada para hacer imposible la creación de un estado palestino independiente.
“Esta reconciliación apoya los esfuerzos de Mahmud Abbas dirigidos a conseguir un reconocimiento internacional para un estado palestino el próximo mes de septiembre, ya que esto va a permitirle afirmar que representa a la totalidad del pueblo palestino,” señala un reportaje secreto del Departamento de Investigación del Ministerio de Exteriores israelí, según el periódico israelí Maariv.
Desde antes incluso que el acuerdo sea firmado, los dirigentes israelíes han comenzado a actuar para hacer abortar los esfuerzos de reconciliación y el gobierno de unidad que se creará, mediante una campaña dirigida sobre todo a los norteamericanos y los europeos, en la que se busca presentar el acuerdo como una amenaza para Israel y para el “proceso de paz” y un medio de legitimar al “terrorista” Hamas, que no se ha sometido aún a las presiones.
Actuando sin demora, el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, se dirigió el pasado jueves a una delegación con Congreso de EEUU, de visita en Israel, tras su reunión con los ministros del llamado “foro de los siete”, en presencia del jefe del Estado Mayor, el consejero de Seguridad Nacional, el jefe de la Inteligencia Militar y los representantes del Shabak y el Mossad.
Él calificó el acuerdo interpalestino de “escandaloso” y dijo que si entraba efectivamente en vigor constituiría “un grave revés para la paz”.
“La comunidad internacional debe hacer comprender a Hamas que debe responder a los tres criterios del Cuarteto: el rconocimiento de Israel, la renuncia al terrorismo y la aceptación de los acuerdos precedentes palestino-israelíes,” precisó Netanyahu.
Netanyahu podría visitar París y Londres la semana que viene para proseguir con esta campaña antes de partir para EEUU con el mismo objetivo.
A esta batalla se ha unido también el presidente israelí, Shimon Peres, que desde su investidura se ha consagrado en cuerpo y alma en defender a la entidad sionista.
Sin perder el tiempo, él ha convocado a representantes de diferentes medios de prensa europeos en Israel para decirles que “Hamas no ha modificado su carta y no ha dejado de ser una organización terrorista, de servir a Irán y de llevar a cabo un tráfico de armas”.
Según él, “la firma de un acuerdo que lleve a la celebración de elecciones palestinas dentro de un año podría permitir a Hamas tomar el control de Cisjordania y Gaza y hacer que su política predomine”.
En esta batalla israelí contra la unidad palestina, las divergencias entre los partidos se desdibujan. Así, Tzipi Livni, ex ministra de Exteriores y líder del partido Kadima, ha llevado a cabo también su propia campaña en el mismo sentido.
L. Mazboudi