25-11-2024 06:15 AM Tiempo de Jerusalén

El Paro Nacional y la Quiebra del Modelo Neoliberal Colombiano

El Paro Nacional y la Quiebra del Modelo Neoliberal Colombiano

Decenas de miles de trabajadores y campesinos de Colombia llevan a cabo un paro nacional iniciado el pasado día 19 de agosto en todo el país.

Decenas de miles de trabajadores y campesinos de Colombia llevan a cabo un paro nacional iniciado el pasado día 19 de agosto en todo el país para demandar una mejora de las condiciones de vida y un modelo económico diferente. Al mismo tiempo, cientos de miles de colombianos han estado saliendo a las calles desde ese día en diferentes ciudades para participar en las marchas de protesta.

El principal promotor del paro fueron los cultivadores de café y otros campesinos. A estos sectores se unieron posteriormente los camioneros, mineros, maestros y trabajadores sanitarios que se han visto perjudicados por las políticas neoliberales puestas en marcha por los últimos gobiernos colombianos.

Amplias reivindicaciones

Entre las reivindicaciones de los trabajadores destacan la revisión de los precios de la gasolina, facilidades de acceso a la sanidad por parte de los campesinos, la detención del proyecto de ley de reforma a la salud y asuntos sobre políticas de extracción minero-energéticas y otras.

Los trabajadores de las salud están luchando contra una reforma sanitaria del gobierno de Santos, dirigida a privatizar las instalaciones médicas del país. Los recortes en la financiación estatal han llevado a unos 500 hospitales públicos al borde de la bancarrota.

Los mineros, por su parte, protestan contra los planes del gobierno de Santos, que persiguen cerrar las pequeñas explotaciones mineras y favorecer la explotación sistemática de los recursos del país por las grandes corporaciones mineras multinacionales. Santos concedió recientemente a las fuerzas de seguridad el poder de confiscar la maquinaria de las explotaciones mineras informales.

Los campesinos demandan que el gobierno proporcione más apoyo a la agricultura de pequeña escala, incluyendo la aprobación de subsidios que compensen los costes de la producción agrícola y les protejan de los efectos de la entrada en vigor de los tratados de libre comercio, que han dañado gravemente al campo colombiano.

100 Detenidos

Las movilizaciones han continuado en los últimos días y seguirán debido a que la huelga es indefinida. Los organizadores esperan que el gobierno se siente a dialogar con ellos sobre sus demandas, aunque hasta ahora no han tenido respuesta.

Medios colombianos reseñaron que los primeros tres días del paro dejaron un balance de numerosos enfrentamientos y al menos 100 personas detenidas, incluyendo a activistas pro-derechos humanos y periodistas de medios alternativos. También ha habido decenas de heridos y se ha producido el cierre total de 30 vías en 10 departamentos, mientras efectivos de seguridad intentan despejar estos bloqueos por medio de la fuerza.

Advertencias gubernamentales

La actitud del gobierno colombiano ante las masivas protestas ha sido de cerrazón. El presidente Santos declaró que él “no se sentaría a negociar nada en medio de una huelga”. Por su parte, el ministro del Interior de Colombia, Fernando Carrillo, publicó un comunicado en el que expresó su rechazo a “cualquier forma de violencia, vías de hecho o bloqueos” y amenazó con encarcelar a quienes impidan “el desarrollo pacífico de la movilización y atenten contra los derechos de todos los colombianos”.

El ejecutivo colombiano ha dado la orden a la fuerza pública de actuar con total contundencia contra quienes bloqueen las vías y advirtió que quienes lo hagan serán procesados. También se han producido estigmatizaciones y señalamientos contras los dirigentes de las protestas. Algunos de estos últimos denunciaron incluso que antes del inicio del paro recibieron amenazas de muerte de bandas criminales.

Importancia del paro

Este paro es un hecho de gran importancia pues plantea un escenario crucial de coordinación del movimiento popular, que va forjando acuerdos unitarios y superando, en la lucha, históricas diferencias. En realidad, es la primera vez desde hace muchos años que diversos sectores se han unido para protestar, cada uno con sus propias demandas, pero con un objetivo común: lograr mejores condiciones de vida y luchar contra las políticas económicas y sociales imperantes en el país.

Hay que constatar también que el sector de los campesinos lidera hoy de manera indiscutible la movilización social y laboral en Colombia. La movilización actual tiene sus raíces en el conflicto campesino de Catatumbo, que se ha prolongado durante semanas e inspiró la movilización de los sectores urbanos.

Rechazo al modelo neoliberal

Las protestas también suponen, como se ha dicho, una contestación al modelo neoliberal dominante en el país. Estas políticas han beneficiado a una minoría de ricos, mientras han dañado los intereses de los trabajadores y las clases populares. Colombia hoy sufre una crisis y es el quinto país del mundo y el primero de América Latina con una mayor desigualdad entre ricos y pobres.

Los trabajadores en huelga han pedido que se paralice la implementación de los tratados de libre comercio. Desde la aprobación de tales tratados, Colombia importa carne, pollo, leche café, arroz, maíz y esta situación mantiene arruinados a los trabajadores del agro, porque no pueden sostener la competencia. Así por ejemplo, las importaciones de leche han crecido en un 500% y las del azúcar en un 200% en los últimos años y todo ello a costa de la producción nacional.

Como señaló en un reciente comunicado la Central Unitaria de Trabajadores, la gran mayoría de los colombianos condenan la situación en la que el Gobierno “ha sumido al país por la imposición de sus nefastas, antisindicales y antipopulares políticas que en todos los órdenes no hacen más que aplicar el recetario neoliberal imperialista”.

Consecuencias políticas

La protesta podría tener consecuencias políticas en un momento en el que el país se prepara para unas elecciones presidenciales y parlamentarias el próximo año.  Algunos partidos han mostrado su apoyo al paro, incluyendo el Polo Democrático Alternativo (PDA), entre cuyos líderes está Antonio Navarro Wolff, antiguo líder de la guerrilla del M-19, que se desmovilizó y se convirtió en partido político a finales de la década de 1980s, y el Centro Democrático de Colombia, liderado por el antiguo patrón de Santos y ex presidente, Alvaro Uribe, uno de los líderes de la derecha del país.

Uribe ha criticado a Santos, que sirvió como su ministro de Defensa, por su apertura de negociaciones de paz con la guerrilla de las FARC así como por el nombramiento de antiguos oponentes políticos a Uribe para puestos en el gobierno y el procesamiento de colaboradores suyos por delitos tales como apropiación indebida o escuchas telefónicas ilegales.