el jefe de los servicios de inteligencia saudíes, príncipe Bandar Bin Sultan ha dicho a los estadounidenses que él no espera una victoria de los rebeldes sirios sobre el terreno en lo inmediato.
El veterano de la intriga diplomática en Washington y Oriente Medio, el jefe de los servicios de inteligencia saudíes, príncipe Bandar Bin Sultan, o “Bandar Bush” como es conocido por sus estrechos vínculos con el ex presidente norteamericano, ha dicho a los estadounidenses que él no espera una victoria de los rebeldes sirios sobre el terreno en lo inmediato, señaló el Wall Street Journal.
Bandar ha confiado a su medio hermano Salman la supervisión del entrenamiento de los rebeldes sirios en Jordania, añade el diario.
Los saudíes comenzaron el pasado invierno a desplegar esfuerzos considerables para convencer a los estadounidenses y las potencias occidentales de que el gobierno de Bashar al Assad ha franqueado la línea roja al emplear armas químicas. Los servicios de inteligencia saudíes afirmaron ya en febrero que el gobierno de Assad había utilizado armas químicas.
El rey Abdulá bin Aziz de Arabia Saudí transmitió un mensaje al presidente estadounidense, Barack Obama, diciéndole que la credibilidad de EEUU se vería afectada si el gobierno sirio y su aliado iraní ganaban la batalla.
Paralelamente a este mensaje, el príncipe Bandar y el embajador saudí en Washington han trabajado intensamente para convencer a los estadounidenses de la “necesidad de atacar Siria”.
A continuación, el príncipe se entrevistó en París con responsables franceses y en julio se dirigió a Moscú, donde él dijo, según los diplomáticos, a Vladimir Putin que el reino saudí tiene mucho dinero y que va a utilizarlo para ganar en Siria.
Hace un cuarto de siglo, fue el mismo Bandar el que armó a los muyahidines afganos que luchaban contra las tropas soviéticas.
El pasado año, Arabia Saudí acentuó la presión sobre Washington para que atacara Siria utilizando como pretexto supuestos ataques químicos.