El ex ministro del Interior egipcio, Habib el Adli, fue condenado el jueves a doce años de prisión por malversaciones financieras por un tribunal de El Cairo.

El ex ministro del Interior egipcio, Habib el Adli, que desempeñó el cargo durante una decena de años bajo el presidente Hosni Mubarak, fue condenado el jueves a doce años de prisión por malversaciones financieras por un tribunal de El Cairo.

Se trata de la primera condena a una pena de prisión pronunciada contra un alto responsable del régimen de Mubarak, derrocado el 11 de febrero por una revolución popular.

El Adli fue condenado por blanqueo de dinero y enriquecimiento ilícito. El antiguo ministro se había declarado inocente de estos cargos durante la apertura de su proceso.

El ex ministro del Interior, odiado por una gran parte de la población egipcia, está siendo además juzgado por otro delito más grave: el de haber ordenado disparar contra los manifestantes durante la revolución que culminó con el derrocamiento de Mubarak.

Este segundo proceso, iniciado el 26 de abril, debería reiniciarse el 21 de mayo siguiente. Según un balance oficial, 846 manifestantes fueron muertos y varios miles más heridos por la represión de las fuerzas de seguridad egipcias en contra de la revolución popular en los meses de enero y febrero.

La violencia más mortal, que provocó las peores críticas contra la policía, tuvo lugar al inicio del levantamiento, cuando El Adli estaba desempeñando sus funciones.

Nombrado en 1998, El Adli, cuya destitución figuraba entre las principales reivindicaciones de los manifestantes, fue reemplazado en un cambio de gobierno efectuado en los últimos días de la presidencia de Hosni Mubarak.

Su arresto y progreso se inscriben dentro de una vasta campaña judicial dirigida contra numerosas personalidades políticas y económicas del antiguo régimen.

El propio Mubarak ha estado en detención provisional en el Hospital de Sharm el Sheij, un lugar turístico junto al Mar Rojo, tras sufrir un infarto durante durante un interrogatorio. Sus dos hijos, Alaa y Gamal, están también sufriendo una detención preventiva en una prisión de El Cairo.

El antiguo primer ministro, Ahmad Nazif, dimitido durante la revolución, está también en situación de detención preventida por las acusaciones de fraude. Otros altos cargos del régimen derrocado y hombres de negocios próximos a la familia Mubrak están siendo también objeto de una persecución legal.