La amenaza agresión de Estados Unidos y sus aliados contra Siria centra hoy aquí las pláticas del canciller ruso, Serguei Lavrov, y el primer ministro y titular de Exteriores sirio, Walid al Muallim.
La amenaza agresión de Estados Unidos y sus aliados contra Siria centra hoy aquí las pláticas del canciller ruso, Serguei Lavrov, y el primer ministro y titular de Exteriores sirio, Walid al Muallim.
El presidente ruso, Vladimir Putin, prometió durante la reciente clausura de la Cumbre del grupo de las veinte economías más desarrolladas (G-20) ayudar a Siria en caso de un ataque.
Bajo el pretexto del presunto uso de agentes químicos por fuerzas gubernamentales, Washington y otros países occidentales, en tanto, crearon el escenario adecuado para imponer una acción de fuerza que revierta la correlación en el terreno.
De esta forma se obstaculiza la realización de un segundo encuentro de paz en Ginebra para buscar una salida política, como habían propuesto los jefes de la diplomacia del Kremlin y la Casa Blanca en su reunión de mayo en Moscú.
Esa iniciativa está en consonancia con los acuerdos del grupo de los Ocho (G-8) en Lough Erne, Reino Unido, donde los mandatarios acordaron respaldar un diálogo entre Damasco y la oposición y cerrar el espacio a los terroristas.
Un informe de 100 paginas escrito por inspectores rusos que tomaron muestras cerca de Alepo y fue publicado recientemente en Internet por la cancillería de Moscú, denuncia la doble moral de la Casa Blanca y sus socios en la cruzada por imponer su plan de fuerza contra Damasco.
El reporte precisa que los portadores tóxicos detonados el 19 de marzo cerca de Alepo eran de fabricación casera, como buena parte de los armamentos utilizados por opositores extremistas en sabotajes y atentados.
Moscú en sus denuncias exige que estos elementos sean tenidos en cuenta antes de emprender acciones que violan el Derecho Internacional por realizarse al margen del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
La Casa Blanca, por su parte, ha ejercido presión sobre líderes de otras naciones para lograr respaldo en su plan de revertir el curso de las acciones militares en Siria, favorable a las tropas leales al presidente, Bashar al Assad.
En estas circunstancias llega a Moscú el primer ministro y canciller sirio, en busca de ayuda del Kremlin.