La CIA comenzó hace dos semanas a entregar armas a los rebeldes sirios, en una escalada de la participación estadounidense en la crisis interna del país árabe, revela hoy The Washington Post.
La Agencia Central de Inteligencia (CIA) comenzó hace dos semanas a entregar armas a los rebeldes sirios, en una escalada de la participación estadounidense en la crisis interna del país árabe, revela hoy The Washington Post.
Según el rotativo, se trata de una acción que "pone fin a meses de demora en la ayuda letal prometida por la administración de (Barack) Obama" a los insurgentes que enfrentan a fuerzas gubernamentales, conflicto con saldo de más de 100 mil muertos y millones de desplazados, de acuerdo con datos de la ONU.
La entrega de armas a los rebeldes está acompañada de embarques de vehículos, equipos de comunicación, medicamentos y otros medios suministrados por el Departamento de Estado norteamericano, agrega la fuente.
El Washington Post precisa que los envíos de la CIA consisten en armamento ligero y municiones.
El suministro de ayuda militar a los insurgentes satisface la demanda de sectores estadounidenses que han presionado a Obama para que respalde de una manera más efectiva a los opositores.
En su argumentación del apoyo a los rebeldes, el consejero del Departamento de Estado Mark Ward dijo que los envíos de esa entidad no son de combate y buscan unir a las fuerzas contrarias a Bashar al Assad.
La noticia se produce en medio de tensiones por las amenazas del presidente Obama de lanzar ataques con misiles a objetivos sirios, en respuesta al supuesto uso de armas químicas por el gobierno de al Assad, hecho sobre el que Washington no ha presentado pruebas.
En los últimos días, ese escenario bélico ha perdido cierta fuerza, a partir de una iniciativa presentada por Rusia y aceptada por Damasco de someter a control internacional las armas químicas en la nación árabe.
Mientras por un lado suenan los tambores de la guerra, por otro continúan las voces que demandan una salida política a la crisis Siria.
Al respecto, Naciones Unidas descartó que la solución al conflicto sea militar, por lo cual su secretario general, Ban Ki-moon, insistió en la realización de una segunda conferencia internacional en Ginebra, donde las partes enfrentadas busquen el fin de las hostilidades.