La iniciativa avanzada por Rusia para contrarrestar a EEUU, decidido a atacar Siria, establece nuevas ecuaciones y equilibrios que se traducen en nuevas realidades impuestas por el Eje de la Resistencia.
La iniciativa avanzada por Rusia para contrarrestar a EEUU, decidido a atacar Siria, establece nuevas ecuaciones y equilibrios que se traducen en nuevas realidades impuestas por el Eje de la Resistencia. Estas ecuaciones han puesto de manifiesto el coste de una agresión semejante para EEUU, sus aliados, sus agentes en la región y, sobre todo, para la entidad sionista.
A través de esta iniciativa, Rusia ha logrado tomar las riendas de la ofensiva diplomática a nivel internacional e imponer a Obama y al Imperio estadounidense nuevos hechos, como el respeto al Consejo de Seguridad de la ONU como institución de seguridad a nivel internacional.
En efecto, está claro que la ecuación revelada por Putin, que se resume diciendo: “La detención de la agresión estadounidense a cambio de un acuerdos con Siria en el tema de las armas químicas”, es el preludio a un entendimiento global que disuadirá a EEUU de toda injerencia en Siria, ya sea de tipo político, financiero o militar, y alentará la continuación del proceso político en torno a la Conferencia de Ginebra-2, perturbado por EEUU desde hace meses.
Numerosos detalles llaman la atención, especialmente el hecho de que la crisis es el resultado del conflicto entre Siria y sus aliados, por un lado, y EEUU y sus agentes, por el otro. Al mismo tiempo, ella aparece como un catalizador esencial que llevará a una nueva realidad internacional. Una muestra de ello es la sonora bofetada proporcionada por el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, al triángulo colonialista -EEUU, Francia y Gran Bretaña- que intentaba colocar cualquier propuesta sobre las armas químicas dentro del marco del Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, que hace posible el uso de la fuerza militar.
En segundo lugar, el proyecto de solución rusa busca disuadir a EEUU de toda agresión contra Siria, incluyendo no sólo el abandono público de las hostilidades por parte de Washington y la retirada de su navíos de guerra, sino también toda financiación, armamento y apoyo a las bandas terroristas. Esto es el primer punto sobre el que reposa todo entendimiento.
El apoyo a los esfuerzos del estado sirio en su combate contra el terrorismo constituirá en las próximas semanas el marco de las actividades de Rusia en el plano internacional. Esta iniciativa creó las condiciones de nuevos avances en favor de Siria. La prueba de ello son los gritos y la histeria de los países implicados en la agresión, que han visto fracasados sus intentos de destrucción del Estado sirio y cuya última esperanza era hacer caer la balanza en favor de los grupos terroristas de Al Qaida dirigidos por Bandar bin Sultán.
En tercer lugar, el abandono por parte de Siria de su arsenal de armas químicas se compensa por una modificación cualitativa de sus capacidades de defensa y disuasión provocada por la implicación directa de Rusia en los proyectos de reforzamiento de sus sistemas de defensa y seguridad. Esto puede venir tanto en forma de misiles, aviones de combate, armas sofisticadas e incluso en la conexión a la inmensa red de estaciones de radar rusas, como ha demostrado el test de los dos misiles detectados en el Mediterráneo.
Por consiguiente, Siria -que ha anunciado ya su voluntad de adherirse al Tratado de No Proliferación de Armas Químicas y deshacerse de su arsenal químico- dispone ya de medios y dispondrá de aún más, que le serán puestos a su disposición por su aliado ruso. Por otro lado, su asociación inquebrantable con Irán y con la Resistencia libanesa constituye una organización altamente efectiva en el caso de una agresión sionista. Una de las constantes que pesan en las ecuaciones regionales e internacionales es que toda injerencia aislada o en grupo de Israel, EEUU y la OTAN en Siria, provocará una reacción dolorosa en la que participará Irán y la Resistencia libanesa, mientras que Rusia estará presente mediante el apoyo a Siria por todos los medios e instrumentos posibles. Eso es lo que Rusia ha hecho ya al enviar a su flota a la costa siria y proporcionar armas avanzadas al Ejército sirio además de expertos para entrenar y trabajar con sus homólogos sirios en el desarrollo de diferentes técnicas en función del plan de defensa sirio.
En cuarto lugar, el fin de la hegemonía y el dominio del unilateralismo estadounidense, el reforzamiento de la organización defensiva regional contra Israel y EEUU, con logros iniciados y obtenidos por la resistencia del Estado sirio, de su comandante en jefe, de su Ejército y de su pueblo. Estas realizaciones han sido también fruto de la firmeza de sus aliados, Irán y Hezbolá, y del extraordinario apoyo de su aliado ruso. El mundo debe esperar a descubrir el contenido de lo que ha sido preparado, con toda la sutileza política y diplomática, por el trío formado por Serguei Lavrov, Walid Muallim y (el viceministro de Exteriores de Irán) Hussein Abdel Lahyan, cuya presencia simultánea en Moscú no fue una coincidencia.
La asociación entre Rusia y la Organización de la Resistencia en Oriente se ha, pues, reforzado. Es un nuevo bloque el que acaba de nacer y que será el brazo que impida nuevas agresiones coléricas de los israelíes y de EEUU.
Todo el mundo en Siria o en otras partes tiene derecho a afirmar que Siria, al optar por deshacerse de su arsenal químico en beneficio de un sistema de defensa más eficaz, ha capitulado. Sin embargo, eso sería una negativa a reconocer que tal concesión tiene un coste evidentemente menor al que los sirios habrían pagado en otro caso y sin haber logrado esta victoria política, que ha sido sólo posible gracias a su resistencia a la agresión.
A lo que hemos asistido, en estos últimos días, formará parte de la Historia moderna en el sentido de que las fuerzas de la liberación, que luchan por su soberanía e independencia, han conseguido este éxito sin recurrir a una guerra para la cual habían sido movilizados considerables medios una vez que Obama anunció su decisión de atacar a Siria. Se trata de un éxito, cuyo mérito ha sido obtenido por la Resistencia siria.
Ghaleb Kandil