Los 9 libaneses secuestrados hace 17 meses en Alepo por los rebeldes sirios regresaron a Beirut en la noche del sábado después de su entrega al jefe de la Seguridad General [libanesa] Abbas Ibrahim.
Los 9 libaneses secuestrados hace 17 meses en Alepo por los rebeldes sirios regresaron a Beirut en la noche del sábado [19 de octubre de 2013] después de su entrega al jefe de la Seguridad General [libanesa] Abbas Ibrahim. Un recibimiento oficial y popular les fue tributado a su llegada al aeropuerto de Beirut y en las calles de la periferia sur.
Los dos pilotos turcos secuestrados en Beirut el 9 de agosto de 2013 también fueron liberados en una complicada operación de intercambio que también se tradujo en la liberación, por parte de Siria, de varias decenas de detenidos, en su mayoría mujeres.
El feliz desenlace no debe impedirnos proceder a una evaluación racional del asunto:
1) El secuestro de los ciudadanos libaneses, cuando regresaban de un peregrinaje en Irán, tenía como objetivo provocar la discordia sectaria en Líbano y en la región. Eso se evitó, en primer lugar, gracias a la actitud responsable del líder de la Resistencia, sayyed Hassan Nasrallah, quien prohibió toda reacción vengativa. La base popular de la Resistencia reaccionó con un profundo sentido de responsabilidad, dando prueba de determinación en su movimiento de reclamación de la liberación de los secuestrados. Las familias de los secuestrados libaneses también dieron prueba de paciencia ante los discursos provocadores y recibieron el respaldo de las posiciones patrióticas expresadas por el muftí de la República [Libanesa] Mohammad Rachid Kabbani; por el imam de la mezquita al-Qods de Saida, jeque Maher Hammoud; el ex primer ministro Salim Hoss; el ministro Faisal Karamé y muchas otras personalidades. Eso hizo fracasar el plan de discordia, fomentado por Arabia Saudí, Qatar y Turquía y ejecutado por la Hermandad Musulmana y los grupos takfiristas y terroristas que operan en Siria.
2) Si de verdad hubiese querido liberar a los secuestrados, el Estado libanés tendría que haber presionado –desde el inicio del incidente– a los Estados que apoyan a los grupos terroristas en Siria. Pero el poder libanés no se atrevió a criticar, ni siquiera verbalmente, al trío responsable de la agresión contra Siria –Arabia Saudita, Turquía y Qatar– ni tampoco a su verdadero amo –Estados Unidos. El único que se involucró a fondo en el asunto, a pesar de las vergonzosas críticas emitidas en su contra por las partes libanesas implicadas en la guerra terrorista contra Siria, fue el director general de la Seguridad General, Abbas Ibrahim.
3) El momento de la liberación de los secuestrados libaneses tiene que ver con el fracaso de la agresión contra Siria y con la desarticulación del frente regional e internacional creado contra ese país. Esa desarticulación se ha acentuado desde que el Eje de la Resistencia, con el apoyo del aliado ruso, logró impedir la intervención militar franco-estadounidense contra Siria. Turquía ha tenido que replegarse a causa de las repercusiones que la crisis siria ha tenido en su propio territorio y, por desgracia hay que reconocerlo, a raíz del secuestro de los dos pilotos turcos, el 9 de agosto de 2013.
4) Este asunto puso de relieve el espíritu mercantilista de ciertos medios de difusión libaneses, que trataron de explotar el drama con viajes de prensa, reportajes e investigaciones financiados por Qatar y por los sectores vinculados a Saad Hariri, siendo su objetivo empañar la imagen de la Resistencia y embellecer la de los secuestradores.
5) La liberación de los secuestrados no se habría producido si Siria no hubiese respondido positivamente –desde el comienzo– a las gestiones de Abbas Ibrahim, lo cual demuestra la voluntad siria de preservar la estabilidad del Líbano. Y el hecho que el interlocutor sirio de Ibrahim haya sido el general Ali Mamlouk prueba hasta qué punto Siria está por encima de las mezquindades de ciertos libaneses.
Ghaleb Kandil
Tendances d´Orient – Red Voltaire