22-11-2024 06:30 AM Tiempo de Jerusalén

Hollande convierte a Francia en un estado fallido

Hollande convierte a Francia en un estado fallido

Los dirigentes franceses están vinculando el futuro de su relación con la región a la suerte de la agresión contra Siria.

Los dirigentes franceses están vinculando el futuro de su relación con la región a la suerte de la agresión contra Siria. La administración del presidente Francois Hollande ha sustituido su asociación con el emirato de Qatar, herencia del mandato de Nicolas Sarkozy, por una alianza con la monarquía saudí que ahora expresa pública e histéricamente su decepción por el fracaso de la agresión de Barack Obama contra Siria.

Desde la presidencia de Francia, Hollande y Sarkozy han logrado destruir la imagen de Francia como gran potencia supuestamente independiente y han demostrado no ser otra cosa que simples ejecutores de las órdenes yanquis. Se sospecha además que el entusiasmo de ambos por la guerra universal contra Siria tiene orígenes fundamentalmente financieros vinculados a Qatar y Arabia Saudita. Los medios de prensa franceses han mencionado, por cierto, durante los últimos años la dimensión financiera de las decisiones de Francia en política exterior.

En todo caso, Francois Hollande apoyó histéricamente la agresión contra Siria y no ha sido capaz de adaptarse al retroceso impuesto a Estados Unidos por la resistencia de Siria y la determinación de Rusia e Irán. Hollande compartió la decepción de Arabia Saudita, que está atravesando momentos difíciles después del fracaso de todas sus apuestas, un fracaso provocado por el cambio del entorno internacional a favor del presidente Bachar al-Assad.

Francois Hollande ha convertido Francia en un Estado fallido. En el pasado, el poder francés había logrado diferenciarse –al menos verbalmente– de la política estadounidense para conservar cierto margen de maniobra y hacer el papel de mediador cuando Estados Unidos necesitaba que lo hiciera. Fue ese el papel de Nicolas Sarkozy, después de 2007, para aligerar el fracaso de Estados Unidos en el Medio Oriente y, sobre todo, en la derrota de Israel en la agresión de 2006 contra el Líbano.

Al ponerse del lado de Arabia Saudita, Francois Hollande vincula su propio destino al bando de los perdedores y se pone del lado de quienes financian a al-Qaeda en Siria. Y aprueba la cólera saudí contra el ascenso de Rusia e Irán –reconocido incluso por el propio Obama– y contra la victoria del presidente Bachar al-Assad, victoria cuyo anuncio ya es sólo cuestión de tiempo. Esa actitud conducirá al aislamiento total de Francia, que ya no podrá beneficiarse con los cambios que están produciéndose a nivel mundial. Ganarse el favor de Arabia Saudita no bastará para compensar el terreno que Francia está perdiendo, sobre todo porque ese reino tiránico, despótico y oscurantista resulta indefendible mientras que Bachar al-Assad sigue siendo un presidente moderno, laico, que lucha contra el terrorismo takfirista, respaldado y financiado a su vez por la dinastía de los Saud.

La mayor vergüenza para Hollande, y anteriormente para Sarkozy, consiste en haber traicionado las constantes de la política exterior de Francia, siendo la más importante de ellas la protección de los cristianos del Oriente y del papel de estos últimos en sus países respectivos.

Francia armó y dio respaldo político a los grupos terroristas responsables de crímenes atroces perpetrados contra los cristianos, contra sus lugares de culto y sus bienes en Siria. París se ha encargado de cubrir esos crímenes, cometidos bajo la bandera de una revolución siria, que no es otra cosa que una agresión colonial occidental respaldada por las petromonarquías retrógradas del Golfo y la Turquía neo-otomana.

Peor aún, altos responsables franceses no han escondido su implicación en el complot tendiente a expulsar a los cristianos de Líbano y de Siria, según la información que se filtró sobre el tormentoso encuentro entre Nicolas Sarkozy y el patriarca maronita [libanés] Bechara Rai. Y la destrucción del Estado laico en Siria sólo puede conducir a la desaparición de los cristianos del Oriente, amenazados por el fortalecimiento de los movimiento takfiristas que gozan del respaldo del nuevo aliado estratégico de Francia en la región: Arabia Saudí.


Ghaleb Kandil – Tendances d´Orient