Cada año, la entidad sionista sufre la pérdida de especialistas altamente cualificados. Las mentes más brillantes de Israel prefieren irse a EEUU, Europa, China y Rusia que permanecer en el estado sionista.
Cada año, la entidad sionista sufre la pérdida de especialistas altamente cualificados. Las mentes más brillantes de Israel prefieren irse a EEUU, Europa, China y Rusia que permanecer en el estado sionista.
Las olas de inmigrantes de países de la antigua Unión Soviética ya son cosa del pasado. En la actualidad, especialistas altamente cualificados, israelíes o inmigrantes recién llegados, hacen el viaje a la inversa. Algunos se encaminan a EEUU, Canadá o Europa. Otros hacia Rusia, Ucrania, Georgia y Kazajstán. Allí reciben salarios más altos y no existe el riesgo de que su vivienda sea destruida por un misil en un posible conflicto.
La prensa israelí ha publicado varias noticias en las pasadas semanas acerca de la huida de cerebros. La causa es la concesión del Premio Nóbel de Química a dos antiguos israelíes, Arieh Warshel y Michael Levitt. Originario de un kibbutz, Warshel vive desde hace 40 años en EEUU. Él no pudo encontrar un trabajo fijo en Israel.
La entidad sionista perdió a Michael Levitt por las mismas razones. Él nació en Sudáfrica, emigró a Israel y a continuación se fue a la Universidad de Stanford, en EEUU. Ambos científicos han obtenido la nacionalidad estadounidense y no tienen previsto volver a Israel.
La televisión israelí ha difundido un reportaje sobre los especialistas israelíes que trabajan en el extranjero. Hay en las universidades de Stanford o Harvard departamentos enteros compuestos por personas que provienen de la entidad sionista. Todos ellos afirman que en esta última no han sido capaces de encontrar trabajos con salarios dignos de tal nombre. En el peor de los casos, ni siquiera pudieron hallar un empleo, señaló Dudi Cohen, que abandonó Israel hace unos años. Él explicó que en el extranjero le propusieron condiciones de trabajo tan buenas que no consideró razonable rechazarlas.
“En Israel, además, todo es mucho más caro, incluyendo la vivienda y la alimentación. Es difícil encontrar allí un empleo. Por otro lado, en EEUU hay otra atmósfera, más tranquila” dijo Cohen.
La actitud de la entidad sionista con respecto a aquellos que prefieren escoger la comodidad de la vida en otros países es en general de condena. En su tiempo, el primer ministro asesinado Yitzhak Rabin dijo que los que se iban de Israel eran “débiles y cobardes”. Más recientemente, el actual ministro de finanzas, Yair Lapid, acusó a los que van de “vender sus principios en aras de una mayor comodidad.”
Sin embargo, el número de israelíes que estudian idiomas y se van ha aumentado sensiblemente en los últimos años. No hay todavía colas delante de las embajadas extranjeras, pero prácticamente todos los israelíes conocen a alguien que se ha ido ya o prevé hacerlo. Algunos consideran eso una traición. Otros creen que la vida es así en el mundo actual y que es normal que muchos no quieran soportar los sufrimientos y tensiones de la vida en Israel.
Los expertos israelíes prevén que esta tendencia llevará a que el país carezca de un motor de progreso científico y tecnológico en las próximas décadas.