El monarca saudí, Abdulá bin Abdul Aziz al Saúd, estaría agonizando, según informes diplomáticos recibidos la pasada semana por círculos occidentales.
El monarca saudí, Abdulá bin Abdul Aziz al Saúd, estaría agonizando, según informes diplomáticos recibidos la pasada semana por círculos occidentales, señala el periodista libanés que reside en Francia, Nidal Hémadé.
En los despachos diplomáticos se afirma que todos los miembros de la familia real han recibido la orden de anular sus viajes al exterior, salvo casos excepcionales. Otra prueba de la degradación del estado de salud del rey saudí es la cancelación de sus discursos en varias ocasiones de los tres pasados meses.
En este período el único habilitado para visitar al monarca ha sido su hijo, el ministro de la Guardia Nacional Mutib bin Abdalá.
En caso de fallecimiento, su heredero, el príncipe Salmán bin Abdel Aziz, hace frente a tres desafíos que amenazan su acceso pacífico al poder.
El primero es su falta de influencia sobre el Ejército y los servicios de seguridad. Las instituciones militares y de seguridad se hayan, de hecho, controladas por competidores de Salman. La Guardia Nacional está en manos de Mutib. Las fuerzas de seguridad interior actúan bajo las órdenes del ministro del Interior, Mohammad bin Nayef bin Abdul Aziz, y del gobernador de la Provincia del Este, príncipe Abdul Rahman. Por su parte, la dirección del Ejército es causa de disputa entre el actual ministro de Defensa, Mohammad bin Salman, y su adjunto, Salman bin Sultan.
El segundo desafío es el retorno con fuerza del clan de Sultan bin Abdul Aziz -el ex ministro de Defensa y príncipe heredero fallecido que era hermano del rey Abdulá-, ya sea en el Ministerio de Defensa, por medio del ya mencionado Salman bin Sultan, o en los servicios de inteligencia, por medio del hermano del anterior, Bandar bin Sultan. Los dos hermanos, hijos de Sultan y sobrinos del rey Abdulá, disfrutan de relaciones privilegiadas con los neocon estadounidenses.
El tercero es la dificultad de designar un nuevo Príncipe Heredero cuando Salman bin Abdel Aziz acceda al trono, dado que los dos últimos que ha habido, Nayef y luego el propio Salman, fueron impuestos por la presión del rey Abdulá. Existen graves desencuentros, en este sentido, en el seno de la familia real.
No hay tampoco que olvidar el descontento de una población, privada de libertad y derechos políticos e irritada por la falta de participación popular en cualquier decisión de gobierno.
En el tema sirio, señala Hémadé, la familia real saudí ve más que nunca una amenaza existencial. Ellos sienten que la aproximación ruso-estadounidense y ruso-iraní ha privado a Arabia Saudí de la oportunidad de reclamar a los países occidentales que ataquen Siria militarmente o que bombardeen las instalaciones nucleares iraníes. La diferencia de puntos de vista a este respecto hará que los vínculos con Washington se vean seriamente afectados, según confirman informes occidentales, concluye Hémadé.