Este miércoles el Papa condenó la muerte de escolares sirios, todos ellos cristianos, a causa de disparos de mortero que provenían de las zonas rebeldes de la periferia de Damasco.
Este miércoles el Papa condenó la muerte de escolares sirios, todos ellos cristianos, a causa de disparos de mortero que provenían de las zonas rebeldes de la periferia de Damasco. El Pontífice habló de “una tragedia que no debe reproducirse”.
Hablando durante una audiencia general ante 50.000 personas en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco pidió a la multitud que “rezara intensamente” por los fallecidos.
“Hace dos días, supe con gran dolor que algunos niños que venían de la escuela fueron muertos por un obús de mortero, así como el chófer del autobús. Por favor, que tal tragedia no vuelva a reproducirse nunca”, suplicó.
El lunes, varios obuses cayeron en dos escuelas privadas cristianas. Cinco personas resultaron muertas, incluyendo cuatro escolares, según señalaron periódicos gubernamentales sirios.
Este balance fue reproducido por el opositor Observatorio Sirio de los Derechos Humanos, con sede en Londres, que afirmó, sin embargo, que un obús había caído cerca de un edificio militar, en un intento aparente de justificar este ataque y presentar a sus víctimas como daños colaterales.
Desde hace meses, Damasco ha sido el objetivo de ataques con morteros de los grupos terroristas que se hallan en la periferia de la ciudad. Uno de tales ataques fue dirigido contra la Nunciatura (Embajada del Vaticano) la pasada semana.
Los avances del Ejército en Damasco han reducido, sin embargo, la frecuencia de estos ataques al expulsar a los grupos terroristas de numerosas áreas cercanas a la capital.