En el décimo día de Muharram, los shiíes del mundo conmemoran uno de los mejores y más bellos ejemplos humanos en la festividad de Ashura: el martirio del nieto del Profeta Muhammad (PB), el Imam Hussein.

En el décimo día de Muharram, los shiíes del mundo conmemoran uno de los mejores y más bellos ejemplos humanos en la festividad de Ashura: el martirio del nieto del Profeta Muhammad (PB), el Imam Hussein, fallecido junto a un cierto número de sus compañeros y miembros su familia durante la batalla de Kerbala, en el año 680, en la que él fue decapitado y mutilado.

La rebelión contra la opresión, el sacrificio dirigido a preservar la libertad y la dignidad, el altruismo... son valores y temas que se conmemoran durante la fiesta de Ashura. Se trata de un movimiento que trasciende el espacio y el tiempo para convertirse en un movimiento universal.

No se trata de una fiesta como otras, sino de la conmemoración de una tragedia humana en la que la mayoría de la familia del Profeta (PB) sufrió un asedio, hambre y sed y fue masacrada por los hombres del califa Yazid, hijo de Muawiya. Los hombres que acompañaban al Imam Hussein fueron muertos y las mujeres y niños encadenados y obligados a desfilar por algunas localidades árabes, privados de comida y agua.

Se trata, pues, de la conmemoración de la lucha contra la tiranía y la victoria de la sangre sobre la espada. Hoy en día, más de mil años después de la muerte del Imam Hussein (PB), millones de musulmanes en todo el mundo reiteran su fidelidad y lealtad al Imam Hussein (PB) gritando: “¡A tus órdenes! ¡Oh Imam Hussein!”

En el Líbano, en el Suburbio del Sur de Beirut, cientos de miles de shiíes libaneses recorrieron las calles para celebrar, en unas condiciones de alta seguridad, la fiesta de Ashura.

Una marea humana invadió las calles del Suburbio Sur de Beirut. Hombres, mujeres y niños vestidos de negro en señal de duelo desfilaron por las calles del Suburbio. Algunos llevaban una cinta en la frente en la que podía leerse el nombre de Hussein.

El ejército libanés estuvo presente por primera vez en el Suburbio del Sur de Beirut y desplegó tanques y puntos de control en las entradas del mismo.

En la región de Baalbek-Hermel, como cada año, la participación fue masiva, a pesar de las amenazas y los obuses que han caído sobre la región sin causar víctimas.

En Nabatiyeh, Sidón, Tiro y Bint Yebeil, en el sur del Líbano, tuvieron lugar marchas solemnes y multitudinarias. Lo mismo sucedió en Biblos, en el norte del país.