Milicianos libios abrieron fuego el viernes contra manifestantes pacíficos que pedían la disolución de las milicias que actúan en el país, matando al menos a 31 de ellos e hiriendo a más de 200.
Milicianos libios abrieron fuego el viernes contra manifestantes pacíficos que pedían la disolución de las milicias que actúan en el país, matando al menos a 31 de ellos e hiriendo a más de 200. Los extremistas dispararon con ametralladoras y lanzagranadas contra los manifestantes.
El primer ministro, Ali Zidan, culpó a los manifestantes y a los milicianos por igual de la violencia, aunque los testigos señalaron que no vieron a ningún manifestante llevar armas antes de este incidente, que tuvo lugar el viernes por la tarde. El viernes por la noche, sin embargo, algunos manifestantes consiguieron armas y se escucharon disparos en la vecindad de Trípoli donde la masacre había tenido lugar.
Los manifestantes marcharon desde una mezquita en el centro de la ciudad hasta un barrio llamado Gargur, donde se halla el cuartel general de la milicia, originaria de la ciudad de Misrata pero que tiene una fuerte presencia en Trípoli. Muchas milicias han convertido algunos complejos residenciales de la capital en cuarteles generales y depósitos de armas.
La marcha de Trípoli fue el mayor acto de condena pública contra las milicias de los pasados meses. Desde la caída del régimen de Gadafi en 2001, las milicias extremistas han impedido al gobierno asumir el control del país, han desafiado la autoridad estatal y han llevado a cabo violentos ataques contra tropas e instalaciones gubernamentales.
Libia sufre un caos desde el fin de la guerra lanzada por la OTAN contra el anterior régimen libio en 2011. Recientemente, unas milicias de Cirenaica, la región del este del país, declararon la autonomía de esta región y algunos temen que esto pueda llevar a una ruptura del país.