El consulado francés en Barcelona se ha visto obligado a cerrar sus puestas después de que 20 manifestantes del Movimiento del 15-M impidieran al personal entrar en el edificio.

El consulado francés en Barcelona se ha visto obligado a cerrar sus puestas después de que 20 manifestantes del Movimiento del 15-M impidieran al personal entrar en el edificio.

Los manifestantes dijeron el lunes que estaban actuando en solidaridad con los manifestantes franceses que pedían el fin de la corrupción y el desempleo y fueron dispersados por la policía de la Plaza de la Bastilla, en París, durante el fin de semana.

Los manifestantes españoles han estado protestando contra las medidas de austeridad del gobierno y contra la creciente tasa de desempleo desde mediados de mayo.

Ellos han prometido continuar en la Plaza de la Puerta del Sol en Madrid hasta que las demandas del pueblo sean reconocidas.

Las masivas protestas se produjeron después de que el gobierno del primer ministro José Luis Rodríguez Zapatero introdujera una serie de medidas de austeridad drásticas.

Las medidas incluyen el recorte de los salarios de los funcionarios y empleados públicos, como parte de sus planes para reducir el déficit presupuestario del 11% del pasado año al 3% del PIB, un límite fijado por la Unión Europea, en el año 2013.

El movimiento del 15-M en España ha inspirado a otros países europeos también.

Varios centenares de parisinos tomaron parte el domingo en una protesta en la Plaza de la Bastilla, pidiendo un levantamiento popular democrático de los europeos. Manifestantes franceses acamparon también en las ciudades de Toulouse y Bayona para expresar su oposición a la creciente tasa de paro y a la corrupción en el país.

En Grecia, 20.000 manifestantes se reunieron cerca del edificio del Parlamento en Atenas, con los mismos objetivos.

Los manifestantes griegos han protestado contra las rígidas medidas de austeridad impuestas por el gobierno para rebajar la enorme deuda del país, que está cifrada en 330.000 millones de euros. Grecia recibió un paquete de rescate internacional de 110.000 millones de dólares el pasado año.