Un misterioso grupo llamado Yaishul Haq (El Ejército de la Justicia) lanzó este mes un ataque en la provincia iraní de Sistan después de una calma que duró más de tres años.
Un misterioso grupo llamado Yaishul Haq (El Ejército de la Justicia) lanzó este mes un ataque en la provincia iraní de Sistan después de una calma que duró más de tres años y que se inició poco después del arresto y ejecución en Irán de Abdul Malik Rigui. Rigui era el líder de Yundulá, un grupo que había llevado a cabo ataques terroristas en Irán desde Pakistán antes de ser eliminado totalmente por los iraníes en 2010.
El ataque del nuevo grupo, que causó la muerte e 16 soldados iraníes, partió de la provincia pakistaní de Baluchistán. Los atacantes utilizaron el túnel de Joyak, que discurre a través de Quetta, la capital provincial.
Fuentes francesas bien informadas sobre el dossier de los grupos salafistas que están apoyados por Arabia Saudí, dijeron a Al Manar que la Inteligencia saudí ordenó el ataque y que este nuevo grupo no es sino el fruto del enfoque violento saudí adoptado en contra de Irán y el eje regional que se alía con este país en Siria, Iraq y el Líbano.
Estas fuentes acusaron también a la Inteligencia pakistaní, en cooperación con la Inteligencia saudí, de crear y activar este nuevo grupo. Ellas añaden que la Inteligencia saudí ha gastado recientemente enormes cantidades de dinero para financiar el grupo Yaish al Adl, pero los escasos medios humanos saudíes no permiten a la Inteligencia del reino wahabí prestarle una asistencia militar y logística directa, lo cual ha llevado a los saudíes a pedir ayuda a la Inteligencia pakistaní con la que mantienen estrechos contactos. Fuentes francesas indican que la Inteligencia Militar pakistaní fue la primera en crear y entrenar este grupo del mismo modo que creó, entrenó y guió anteriormente a la organización Yundulá, a la abandonó posteriormente cuando sus intereses con Irán así lo requirieron.
Pakistán, que recibe financiación de Arabia Saudí, ha entrado en una alianza estratégica con Riad y, de este modo, el liderazgo del Ejército pakistaní, que controla el trabajo de inteligencia, no puede rechazar los dictados saudíes a este respecto. En realidad, el Ejército pakistaní ha vinculado su política en la región directamente a la de Arabia Saudí desde hace décadas.
Pakistán no está satisfecho por la aproximación irano-estadounidense y el entendimiento ruso-norteamericano en más de un área del mundo, que se ha producido tras el fortalecimiento del papel de Rusia, que está considerada por el Ejército pakistaní como un importante aliado de Irán. La institución militar pakistaní está preocupada por esta triple convergencia que podría afectar a su influencia en Afganistán y a su propio papel frente a EEUU. Irán posee además buenas relaciones con India, el enemigo de Pakistán, que es el tercer país importador de petróleo iraní.
La institución militar pakistaní está preocupada por el retorno de la influencia rusa a la región de Asia Central y por el hecho de que su retorno podría llevar a que los rusos evoquen el papel jugado por Pakistán en el apoyo a los combatientes afganos que lucharon contra la Unión Soviética y el rol de la Inteligencia pakistaní en la financiación y entrega de armamento a los grupos salafistas que luchan en países musulmanes que formaron parte de la antigua Unión Soviética.
Todo esto se añade al papel de los servicios de inteligencia pakistaní y saudí en el asesinato de Ahmed Shah Massud, un aliado de Rusia e Irán en Afganistán y en el apoyo a los talibanes, enemigos de Moscú.
Estas preocupaciones que se corresponden con las saudíes, han situado a Islamabad en la órbita saudí en este asunto y esto significa que Pakistán e Irán podrían sufrir un empeoramiento de las relaciones en un futuro próximo en el caso de que los ataques del grupo terrorista Yaish al Adl en el territorio iraní se repitan. Riad es consciente de esa situación y quizás esto forma parte de su plan para luchar contra Irán y sabotear el consenso internacional alcanzado sobre Siria y el tema nuclear iraní.
La preocupación de Pakistán se incrementa cuando advierte que la coalición ruso-china se muestra muy activa en Asia Central a través de la Organización de Cooperación de Shanghai. Pakistán considera a China un aliado estratégico en la región debido a su actual y futura competencia con la India. La armonía entre China e Irán en lo referente a los temas de Asia Central y Siria así como la dependencia china del petróleo y gas iraníes incrementan los temores de Islamabad y hace que su posición se alinee con la de Arabia Saudí a pesar de que, a diferencia de los saudíes, no haga pública tal postura.
Nidal Hamadeh