Fuertes combates se desarrollaban en la Guta Oriental en Damasco, provocando centenares de muertos y heridos en las filas de los militantes y decenas de bajas en las filas del Ejército.
En el mismo momento que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, anunció el lunes que la conferencia de paz sobre Siria tendría lugar el 22 de enero, fuertes combates se desarrollaban en la Guta Oriental en Damasco, provocando centenares de muertos y heridos en las filas de los militantes y decenas de bajas en las filas del Ejército.
La batalla se inició el viernes 22 de Noviembre y ha sido considerada como la ofensiva más importante de los grupos armados en los últimos meses, según fuentes bien informadas. El objetivo del ataque rebelde era romper el asedio impuesto por el Ejército contra sus reductos situados en la estratégica región de la Guta Oriental, considerada como la puerta de la capital.
Fuentes afirman que los rebeldes movilizaron a unos 5.000 combatientes, miembros esencialmente del Frente al Nusra y del Estado Islámico en Iraq y Siria (EIIS), dos organizaciones vinculadas a Al Qaida, y de la Katiba al Jadraa (Brigada Verde). La ofensiva estuvo dirigida esencialmente contra dos ejes: Al Baraya y Deir Salam.
Una parte de sus efectivos, llegados de Jordania, disponían de armas pesadas y blindados ligeros, suministrados por Arabia Saudí. Apoyándose en el elemento sorpresa, los rebeldes realizaron algunos avances sobre el terreno, arrollando las primeras posiciones del Ejército. Los sitios de Internet cercanos a los rebeldes hablan de la ocupación de seis localidades de la región.
Sin embargo, la reacción del Ejército fue rápida. Las tropas sirias lograron contener a la primera ola de los asaltantes y lanzaron un contraataque, que les permitió recuperar una parte del territorio perdido. Según las mismas fuentes, los terroristas perdieron 300 hombres en la ofensiva, un tercio de los cuales serían extranjeros. Entre los muertos se encuentran siete jefes de brigada y un dirigente del EIIS, Adnan Jatib.
El EIIS, por su parte, reconoció la pérdida de 20 miembros de su organización. Los sitios próximos a Al Qaida han dado cuenta también de la muerte de 40 saudíes en diversos frentes, entre los que se incluye Motlak Abdel Motlak, hijo del director del Departamento de Asuntos de los Oficiales de la Guardia Real Saudí, según Syria Truth.
Medios sirios han informado también de la muerte de 15 libaneses, incluyendo Fawaz Morebi, un familiar del diputado libanés, Muin Morebi, dirigente de la Corriente del Futuro, liderada por Saad Hariri. Este diputado es conocido por su extremismo y por fomentar los odios interconfesionales en el Líbano.
El Ejército y las milicias pro-gubernamentales perdieron unos 65 hombres.
Fuentes oficiales sirias informaron que el Ejército logró rechazar a los asaltantes y frustrar esta ofensiva preparada “con la ayuda de los israelíes y de un estado del Golfo”, según la cadena de televisión Al Mayadin.
Observadores neutrales han señalado que si el objetivo de la ofensiva era el de romper el cerco a los reductos terroristas en Guta Oriental, impuesto hace siete meses, este objetivo no fue alcanzado, puesto que el terreno adquirido por los rebeldes no tiene una importancia estratégica. Ellos no consiguieron, por ejemplo, alcanzar la localidad estratégica de Oteiba, situada a unos 30 kms de Damasco.
Tras rechazar la ofensiva rebelde, el Ejército ha tomado la iniciativa y ha afirmado que no se contentará con sitiar a los rebeldes a partir de ahora, sino que los perseguirá y atacará a fin de liquidarlos.
Estas mismas fuentes afirman que el primer gran ataque rebelde se produce varios días después de que seis grupos salafistas anunciaran su unificación en otra organización denominada “Frente Islámico”, que está apoyado por Arabia Saudí.
Todo esto añade una incertidumbre a la celebración de la Conferencia de Ginebra-2. El jefe del Ejército Sirio Libre (ESL), el general desertor Ibrahim Idriss, anunció que su grupo no participará en la conferencia y no detendrá los combates durante o después de las negociaciones. “Todo lo que nos interesan son armas para proseguir la lucha”, dijo Idriss durante una entrevista de televisión el lunes por la tarde.
Citado por AFP, Salman Shaij, director del Centro de Investigación Brookings de Doha, estima que el hecho de que la ONU haya podido anunciar una fecha para la conferencia es un signo positivo, pero él estima las oportunidades de éxito en Ginebra en un 50-50 y subraya de que la misma “es rehén de la situación sobre el terreno”. “El 22 de enero está todavía lejos”, señala Richard Gowan, de la Universidad de Nueva York. “El Ejército sirio ha logrado nuevas victorias sobre los rebeldes y podría redoblar sus esfuerzos para reforzar su posición militar antes del inicio de las negociaciones”.