El presidente de la República Libanesa ha visitado numerosos países del planeta, pero su último desplazamiento a Arabia Saudí continúa siendo el más importante en lo que se refiere al contenido.
El presidente de la República Libanesa, Michel Suleiman, está a punto de terminar “su gira mundial” antes del fin de su mandato.
Él ha visitado numerosos países del planeta, pero su último desplazamiento a Arabia Saudí continúa siendo el más importante en lo que se refiere al contenido.
Él fue también el más embarazoso para el jefe del Estado, que fue incapaz de pronunciar una sola palabra de protesta cuando fue obligado a sentarse cerca del ex primer ministro, Saad Hariri, en el salón del rey Abdulá.
Ésta no fue la única sorpresa para el presidente Suleiman. Durante el encuentro con el monarca, este último fue extremadamente negativo en sus comentarios, según las personas que asistieron a la reunión. Suleiman, por su parte, repitió el discurso habitual sobre “el papel positivo de Arabia Saudí en la preservación del Líbano y su estabilidad económica y de seguridad”.
Él dijo que el Líbano había perdido 7.000 millones de dólares a causa de la guerra en Siria y añadió que los acontecimientos de Trípoli podrían degenerar y constituir un peligro para la seguridad de todo el Líbano.
Él esperaba también también tratar el tema de la formación del gobierno del Líbano con el rey Abdulá.
Sin embargo, Abdulá sorprendió a Suleimán al pronunciar una frase que resume el conjunto de la política saudí con respecto a lo que pasa en el Líbano y en Siria. “Debéis enviar el Ejército libanés para impedir a Hezbolá intervenir en Siria”.
El presidente de la República balbuceó diciendo que él no podía responder a eso. Él fue socorrido por Saad Hariri, que comprendió la postura embarazosa del presidente libanés y que pronunció una alocución relativamente larga, pidiendo a Abdulá varias veces la autorización para tomar la palabra.
Hariri dijo que el presidente Suleiman hacía lo que podía para respetar la política de distanciamiento, asegurando que si él hubiera podido impedir a Hezbolá implicarse en Siria, lo habría hecho.
Él evocó también los frágiles equilibrios en el Líbano, que impiden al Ejército oponerse a Hezbolá.
El rey saudí no respondió a Hariri. En medio de este ambiente negativo, Suleiman no encontró la ocasión de plantear el tema del gobierno en el Líbano.
Los saudíes han hecho muchas promesas, pero Suleimán regresó decepcionado de su viaje. El mensaje que él comprendió fue el que el Líbano continuará siendo un campo de batalla violento en los próximos meses.