La Comité de Asuntos Públicos Americano-Israelíes (AIPAC), la principal organización del lobby sionista de EEUU, ha pedido al Congreso que busque la aprobación de nuevas sanciones contra la República Islámica.
Irritado por el recién aprobado acuerdo nuclear con el grupo de las seis potencias mundiales, la Comité de Asuntos Públicos Americano-Israelíes (AIPAC), la principal organización del lobby sionista de EEUU, ha pedido al Congreso que busque la aprobación de nuevas sanciones contra la República Islámica, en abierto desafío al presidente Barack Obama y su administración.
“El Congreso debe aprobar sanciones adicionales para que Irán haga inmediatamente consecuencias si reniega de sus compromisos o rehúsa negociar un acuerdo final aceptable”, dijo el AIPAC en una declaración dada a conocer el martes.
El lobby pro-israelí ha pedido al Congreso de EEUU que “supervise estrictamente el acuerdo inicial y se asegure del cumplimiento iraní”.
Irán y el Grupo 5+1 firmaron el domingo 24 de noviembre en Ginebra un acuerdo interino que allana el camino a una completa resolución de la disputa, que se prolonga desde hace 10 años, sobre el programa de energía nuclear de Irán.
A cambio de las medidas de confianza de Irán dirigidas a limitar ciertos aspectos de sus actividades nucleares, el Grupo 5+1 accedió a levantar algunas de las sanciones existentes contra la República Islámica.
El ministro de Exteriores iraní, Mohammad Yavad Zarif, dijo en una entrevista con NBC News el 24 de Noviembre que el nuevo acuerdo nuclear terminaría si el Congreso de EEUU impone nuevas sanciones contra Irán “debido a la incapacidad de una parte de mantener su parte del trato”.
El acuerdo entre Irán y los seis países ha provocado una irritación del régimen israelí, que es el único que posee armas nucleares en Oriente Medio.
El 24 de Noviembre, el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, calificó el acuerdo como un “error histórico” y dijo que él era malo para el régimen sionista.
La demanda de más sanciones por parte del lobby sionista de EEUU es vista por los analistas como un intento de sabotear el acuerdo.